Lucas había pasado su tarjeta y le pidió al asistente que le cambiara fichas por valor de 30 millones de dólares. En la primera ronda justo ahora, Lucas había logrado ganar 42 millones de dólares. Excluyendo la apuesta de 10 millones de dólares que había hecho, él había ganado un total de 32 millones de dólares.
Con los 32 millones de dólares que Lucas ya tenía, ahora contaba con 62 millones de dólares en mano. Aunque Lucas apostara otros 30 millones de dólares, todavía le quedaban 17 millones de dólares.
¡Si los tres hombres querían seguir jugando, tendrían que aumentar sus apuestas en 60 millones de dólares cada uno!
Los tres se miraron el uno al otro con los ojos rojos.
—¡Voy! ¡Sesenta millones! —exclamó uno.
—¡Yo también voy! ¡Sesenta millones de dólares! —afirmó otro.
—Yo también, ¡sesenta millones de dólares! —declaró el último.