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Chapter 2 - Capitulo 1 - "Relictombs"

Una sensación de Dejá vú me invadió cuando me encontré con una vista similar a la que se había topado en mi campo de visión con anterioridad.

Mis ojos chocaron con unas vigas de madera similares a la que había visto horas atrás, pero era significativamente más humilde y menos decorativa que la vez anterior.

Me encontraba nuevamente en una cama, con algo frío colgando de mi cuello. Lo observe detenidamente y me di cuenta que era un collar de cadena fina, con el colgante siendo un circulo rojizo cual sangre y una pequeña estrella de 5 puntas negra en el centro de este mismo.

Ignore eso y mire mis ropajes, eran las mismas vestiduras que había usado antes de... de desmallarme.

Mi mente hizo click, y recordé lo que había sucedido antes de caer cuerpo al suelo. Aquellas memorias que me habían sido transmitidas por la mano de Agrona –nombre del alto soberano, que se me había hecho conocido al ver sus memorias– me inundaban con suavidad, mucha más suavidad que antes.

Acaricie mi sien con dolor, un tipo de jaqueca se había asentado en mi cabeza como si de su hogar se tratase.

Mi mente volvió a lo que, en este momento, era lo único que podía hacer para despejar mis pensamientos y tratar de evitar recordar aquellas memorias.

En mi mente, conjure una pequeña esfera blanquecina que se mantuvo en el aire unos pocos centímetros por encima del nivel de mi palma. 

Pensé en una forma cuadrada, y la esfera de Mana –nombre de la energía blanca– se deformo en un cuadrado perfecto sin parecer alterar la forma del espacio o el aire a su alrededor.

Pensé en distintas formas geométricas y lo que comenzó siendo una esfera pequeña terminó por tomar la forma de un, aunque no tan detallado, copo de nieve que bailaba alrededor de mi mano.

Por lo que sabía, este mana era uno mismo con el ambiente. Era, por así decirlo, la base de la vida en este mundo. Existían otros 4 elementos con cada uno teniendo una derivación más poderosa que su estado "base" por así decirlo.

Estos eran mucho más fáciles de manejar que el mana puro en sí mismo, siendo menos restrictivos a la hora de usarse. Pero aún debía de tener cuidado con lo que hacía.

Me encontraba en una cabaña de madera, así que decidí dejar el fuego para el último a usar.

Imagine una pequeña esfera de agua, diminuta por si no lograba controlarla y se caía hacia el suelo y este se mojaba.

El mana puro transmuto a un ritmo calmado, se iluminó levemente, cambio su constitución y se transforma en una pequeña boleta de agua.

Me sentí maravillado. 

Podía crear agua, algo tan esencial e imprescindible como el agua. Pude hacerlo aparecer en mi mano como si de magia se tratara...!

La deje danzar por el aire, manteniendola a flote sobre el ambiente a pura fuerza de pensamiento, como si fuera jna energía telepática que solo yo podía utilizar.

Mi emoción rápidamente se desbordó entre mis pensamientos y, cuando la bolita de a estaba encima de mi cabeza, se dejó caer sobre mis cabellos.

—Ah!

Se sintió como si un balde de agua fría se desparramara sobre mi cabeza. El agua trazaba caminos como ríos entre las hebras de mi cabello y podía sentirlo muy intensamente.

Mi cabello, ahora mojado, caía libremente siendo arrastrado hacia abajo por el peso de la gravedad y la humedad.

Me reí de mi mismo y volví al ruedo. Cree nuevamente una pequeña esfera de agua y comencé a hacerla volar a mi alrededor. 

Esta vez, al ya tener una idea de cómo manipularla, pude hacerlo con la misma practicidad pero con menor concentración que anteriormente.

Cuando intente transmutar el agua a una pequeña roca, me di cuenta la dificultad de esto. Por lo que verti el agua en una pequeña cuenca de madera que estaba por encima de una mesita.

Volví a generar una pequeña esfera de Mana puro sin muchas complicaciones, siendo casi completamente instintivo el hacerlo y, por ende, infinitamente más fácil que una esfera de roca.

La transmite y luego jugué con ella, tal y como lo había hecho con la esfera de agua. Fue fácil y divertido. Pequeñas motas de polvo que no podía controlar caían por en la cama donde descansaba y la ensuciaban levemente.

Deje caer el pedazito de tierra por la ventana abierta y decidí volver a realizar el mismo accionar, solo que esta vez con un pequeño vórtice de viento.

Comencé a girarlo y desplazarlo alrededor de mi cuerpo, y cuando este pasaba cerca de la cama, succionaba las pequeñas motas de polvo que habían caído por encima de la sabana y las almacenaba en el núcleo del vórtice.

Lo redirigi hacia la misma ventana y deje que se deshiciera. Su constitución hizo una especie de estallido –inducido por mi imaginación sobre todo– y las motas de polvo acumuladas en su interior se desperdigaron por el aire.

Me quedaba un solo elemento principal por probar, pero este era complicado y peligroso. Decidí que lo mejor sería probarlo afuera de este acogedor lugar, pero más tarde.

Me levante de la cama y pude sentir un viento pertinente entrar por la ventana abierta, me asome por allí y pude notar que me encontraba en una especie de bosque cubierto por grandes troncos arboleados de los cuales caían grandes lianas con el grosor de un brazo.

Me quede maravillado por la hermosa vista. Sin dudas a equivocarme, este mundo era mucho más hermoso floralmente que mi mundo de origen.

Me quedé mirando el paisaje, y mientras eso sucedía, me puse a rememorar un poco de las memorias de Agrona, se me habían hecho saber varias cosas de vital importancia.

La diversidad en cuanto a razas, las cuales estaban casi extintas en este continente.

Los asuras, los dioses –por así llamarlos– de este mundo. No los comprendía en su totalidad, no podía verlos como dioses, había un "algo" que me decía que eran tan frágiles como una pluma, pero tan letales como un volcán en erupción. Era raro, pero ya habría tiempo para interactuar con ellos más adelante.

Siguiendo con el punto anterior, las diferentes razas de Asuras y Epheotus, siendo la Eutimia de los dioses. Sin embargo, los Bassilisk, raza a la cual pertenece Agrona, fueron exiliados de este plano.

Habían 3 continentes repartidos por el mundo, siendo Epheotus, tierra de Dioses, Dicathen, tierra de mortales, y Alacrya, tierra de soberanos. Siendo esta última siendo en la que me encontraba.

Me dispuse a salir del interior de la cabaña, con la intención de practicar aquel atributo que aún no había probado, pero unos pasos viniendo desde fuera me tomaron por sorpresa.

La puerta se abrió con un chirriante sonido y elegantes pasos se adentraron hacia el interior, seguidos de otros que producían un sonido metálico.

La hermosa mujer de antes venía acompañada de, lo que a simple vista parecía, un caballero de galante armadura negra obsidiana, piel semi azulada, ojos rojos y dos anchos cuernos que crecían de los lados de su cabeza.

—"Es fuerte"

Pensé para mi mismo al notar el mana que se desprendía del caballero, era mana altamente refinado, pero al mismo tiempo, que el mana se desprendiera de él me hacia saber que no tenía un control perfecto sobre este.

En cambio, la mujer de baja estatura a su lado desprendía una muy reducida cantidad de Mana, pero ahí estaba las fibras de mana desprendiéndose en forma de finas hileras de vapor. Tenía un control mucho mejor que el del caballero a su lado, pero nuevamente, no era perfecto.

—Donde me trajiste?

Cuestione sin rodeos hacia la mujer. Ella es la encargada de ver que hacer conmigo según Agrona, por lo que ella me debería de haber traído aquí.

—Manten el resp-

—Silencio Cylrit.

El caballero presentado como Cylrit se mostró agresivo ante mi falta de respeto hacia la mujer, pero fue rápidamente callado por esta misma.

Su rostro se volvió frío y guardo silencio, sin siquiera mostrar algún signo se descontento o desacato de las órdenes.

—Te traje aquí para que pudieras aprender del mundo. Ya que eres un reencarnado debes de desconocer todo sobre este lugar...

Dejo una pausa entre sus palabras, espacio vacío el cual aproveche para aportar: —No te molestes, Agro- el alto soberano me mostró gran parte de información sobre este mundo. Se todo lo que tengo que saber.

No sabia si realmente sabía "todo", pero sinceramente creía que todo lo que había visto y presenciado era el 80% de toda la historia mundial.

—Oh... eso acelera las cosas en gran medida. Bien, entonces estas al tanto de la guerra que se está llevando a cabo, verdad?

Mientras declaraba aquellas palabras con una sonrisa de labios en su rostro y daba un único aplauso, me quedé anonadado.

—Guerra? No, eso no lo conozco .-.

Ella me miró con monotonía, y yo pude sentir como mis mejillas ardían, por la vergüenza seguramente.

—Bueno... actualmente estamos en guerra con Dicathen, el otro continente.

En lugar de interrumpir con cualquier estupidez, con la única intención de no volver a pasar vergüenza, solamente me limite a asentir.

—Estamos... parejos, pero es porque aun no hemos actuado. Las fuerzas principales de Alacrya apenas han puesto la punta del pie en la guerra.

—Quieres que me una a la guerra? A favor de Alacrya?

Comente, tratando de llegar al punto de esta conversación lo más rápido posible.

—Sí y no, quiero que te unas a la guerra, pero no a favor de Alacrya, sino de Dicathen.

—Eh?

Sinceramente, me quedé medio tonto cuando las últimas palabras salieron de su boca. Pude notar la sorpresa en el rostro de Cylrit. Tal vez el tampoco se esperaba este accionar de la mujer, pero se quedó allí, en una simple expresión.

—Está guerra no es más que una farsa bien idealizada del alto soberano. Él planeo la guerra bajo la máscara de "Mejorar el mundo", pero lo que menos le importa es la vida de los Lessers.

¿Debería de haberme sorprendido? Si, ¿lo hice? No. En las memorias, por alguna razón, se había colado información que parecía rehusarse a ser revelada, entre ellas, el objetivo de Agrona. 

—Eres un reencarnado, tienes el potencial para ser el peso que incline la balanza, no a favor de Dicathen o Alacrya, a favor de los Lessers como nosotros, la raza inferior a la que los dioses sólo ven como hormigas...

Exclamo, dejando un tiempo para que pudiera analizar sus palabras y meditarlo brevemente.

—Y suponiendo que acepto y me uno a esta guerra entre dioses, ¿cómo ayudaría? No tengo conocimiento sobre el uso del mana. Funge de manera fácil e intuitiva, pero no tengo practica para ser el "peso" que equilibre la balanza.

No entendía como es que ella quería que yo participará. Me desperté hace un par de horas y ni siquiera tenía noción del lugar en el que me encontraba ahora mismo.

—Me encantaría ofrecerte algún maestro, pero mi posición como Guadaña de Alacrya no me permite tomarme tantas libertades. Sin contar que el hecho de que el Alto Soberano te haya dejado a mi cargo solo me hace estar aun más en su mira.

Sus palabras, aunque furtivas y por el tono monotono que las acompañaban parecían estar desprovistas de intención, eran reales. Yo era especial para Agrona, o al menos parecía que podría haberlo sido, por lo que si mantendría levemente vigilado.

—Y entonces cómo hare? No creo simplemente entrenar una semana aquí y luego irme me sirva de algo.

—Eso es exactamente a lo que quería llegar, no puedo darte un maestro, pero puedo darte tiempo para que entrenes y un transporte directo hacia Dicathen sin levantar sospechas.

Su explicación me dejó un tanto anonadado. ¿Tiempo? Tiempo era de lo que más disponía en estos momentos, pero no sabía a que se refería exactamente con el transporte directo.

—A que te refieres? No lo entiendo del todo.

Preferí hacerme el desentendido y que ella me explicara todo el asunto desde el comienzo y el como seria su plan a seguir para mi.

—Las Relictombs.

—¿Relictombs? A que te refieres con eso? 

Cuestione, sin saber a que se refería con el término de Tumbas de Reliquias.

—Las Relictombs son... Mazmorras en las que aparecen distintas especies de bestias. Estas son infinitas, por lo que puedes practicar sin tener que preocuparte por la cantidad. A su vez, el tiempo dentro de ellas transcurre de manera distinta al de la superficie. Mientras aquí fuera pasa un día, allí pasan 3. A eso me refería con tiempo.

Sus palabras me dejaron sorprendido. El que existiera un lugar tan... tan magnífico como ese es algo que esta completamente fuera de mi imaginación.

¿Oleadas de monstruos? ¿Tiempo que transcurre de distinta forma? ¡¿Mazmorras?!

Pude sentir como la emoción afloraba en todo mi ser. Siempre he sido un gran fanático de los videojuegos RPG que contenían este contenido en cooperativo.

Aunque he de admitir que desde que asumí el trono no pude tocar ninguno de estos ni una sola vez, recuerdo cosas vagas. 

Este sentimiento era grato, podría vivir a flor de piel lo que tanto disfrutaba de niño con mis padres...

—Puedo notar tu emoción. Es bueno que estés emocionado, pero no debes tomarlo como un juego. Cada cosa allí abajo puede matarte con extrema facilidad si te descuidas.

Sus palabras cayeron sobre mi como un balde de agua fría que me penetraba cada poro de la piel con extrema facilidad. Aquella seguidilla de palabras que cortaron mi juego interno se asentaron bastante bien en mi mente.

—Y- ya, disculpa...— pedí perdón por mi repentino descuido emocional.

—Hum— ella asintió antes de que sus ojos se fijarán levemente en mi cuerpo —. Controla tu Mana, se esta fugando de tu núcleo por tu emoción.

—Eh?

Su mención me dejó algo desconcertado, por lo que me centre en mi cuerpo y luego me concentre en observar el mana que se derramaba del mismo.

No era un desbordamiento tan excesivo, era como ella lo había nombrado, una fuga. 

Respire hondo y exhale con lentitud y calma, controle mis emociones y las suprimi.

Cuando pude rebajar mi emoción a niveles más calmados, las fugas de mana en mi cuerpo también se calmaron con paciencia.

—Interesante, tu Mana reacciona mucho mejor a estímulos emocionales que el mio...

Luego de aquellas palabras, se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta que conducía hacia el exterior de la estructura.

—Sígueme, te llevare a las Relictombs.

Giro levemente su rostro hacia el costado, lo suficiente para poder verme con un ojo, y exclamo aquellas palabras en forma de orden.

Luego continuo avanzando y Cylrit la siguió 3 pasos por detrás de ella. Yo, por mi parte, segui a Cylrit 3 pasos por detrás de su figura, tal y como el lo había hecho con la Guadaña.

Caminamos por fuera de la casa y pude apreciar aún mejor el entorno que me rodeaba.

Supe que el no practicar con em fuego fue lo mejor en ese preciso momento. La vegetación aquí era abundante en exceso. Ramas que caían con libertad y grandes árboles. Hojas secas estaban desperdigadas por toda el área circundante.

Con que una única chispa de fuego se me escapara por la ventana, una sola brasa, hubiera ocurrido un gran incendio forestal.

Solté un suspiro de alivio por haber evitado este hecho.

Caminamos aún más, unos cuantos metros para ser exactos, y llegamos frente a una estructura vieja con forma de un semi-circulo.

Sin decir palabra alguna, la Guadaña se acercó con tranquilidad hacia la estructura demacrada. Extendió su mano una especie de panel y proporciono una tenue pero densa cantidad de Mana.

La estructura se iluminó y luego se encendió en tenues colores vividos que revoloteaban con elegancia que mancharon todo el espacio vacío del centro.

—Puede que te encuentres con más personas Alacryanas. Ignoralas y solamente sigue el camino que te aparezca en frente.

Sus palabras llegaron como colaciones entre el gran sonido estático que el portal –o lo que yo creía sería un portal– emitía.

—¡¿Y como sabré como llegar a Dicathen?!

Cuestione. Me exaltó y casi salto del susto y la impresión cuando Cylrit me tomó por los hombros y me acerco al portal. Mis cabellos volando con suficiencia.

—Tranquilo, llegaras. Confío en ti. Por cierto, nunca te quites el colgante de tu cuello. Revelara tus cuernos y eso es algo que nadie puede descubrir por nada del mundo.

Su última oración me dejó algo confundido y mire el collar que colgaba de mi cuello. Era verdad que desprendía un tenue nivel de Mana casi invisible, pero también había algo en el que no lograba descifrar del todo. Algo opuesto al mana.

Antes de poder cuestionar o realizar cualquier objeción, Cylrit me avento cual trapo sucio hacia el interior del portal, y mi realidad se deformo.

Los mareos me invadieron con suficiencia y mi cuerpo cayó despavorido sobre un suelo de rocas.

Me levante y sobe la parte posterior de mi cabeza con dolor, zona en la que me había golpeado al caer.

Mire a mi alrededor y una vista desolada invadió mi campo de visión.

Las paredes estaban constituidas de una aglomeración de rocas deformes que parecían haber sido fundidas entre sí con el fin de unirse en una única estructura.

Un ambiente fúnebre y triste se alzaba con demacia en todo el lugar.

Tal y como si fuera una película de Terror, un aullido ensordecedor se hizo presente desde la distancia. Voltee rápidamente y, para mi desagrado y temor, unos ojos rojos como la sangre me observaron desde la lejanía con intenciones para nada amigables...