Al día siguiente, ya no podíamos visitar otros sitios sin ponernos en peligro, lo único que podíamos hacer ahora era intentar sobrevivir todo lo posible. Sin importar quién o qué se pusiera delante. Después de todo lo que sucedió, el día anterior tampoco pude dormir por la noche, supongo que por toda la presión puesta sobre mí y mis acompañantes. Barthulk y Draco aún malheridos por Yorvanis se acercaron a mí diciendo que no podrían dormir más, que habían estado durmiendo durante mucho tiempo y me aconsejaron que fuera a dormir. Intenté hacerles caso, pero sin ningún resultado.
Un par de horas después, cuando todos ya se habían dormido recogí el hacha ensangrentado, el mismo que usaba Gastón, e incluso mi llave inglesa y también me equipé con un poco de comida para el camino y seguidamente después de despedirme silenciosamente de todos, me dirigí hacía el supermercado que todavía estaba intacto, pero antes de entrar me puse a comer para tener fuerzas por si acaso me encontraba algo o alguien ahí y así poderme defender. Cuando terminé de comer, fui a la entrada, pero cuando entre me di cuenta de dos cosas; la primera, era que extrañamente no había sido saqueado y la segunda y más importante, todo estaba en silencio y aun así sabía que no estaba solo. Siempre he odiado que yo no tenga la razón y que otro la tenga, pero por primera vez en mi vida quería no tener la razón. Mientras más me adentraba y recogía diversos víveres sentía como unos ojos me observaban por la espalda como un animal rabioso y hambriento esperando la perfecta oportunidad de atacar y arrancarme la yugular a mordiscos. Tan pronto como cogí la comida fui hasta la puerta solo para observar como detrás de mí se amontonaban los perdidos.
Me quedaría corto si dijera que solo había 10 ya que debía de haber unos 15 o 20, a duras penas pude salir de la tienda, pero como si fuera una emboscada, otros tantos se pusieron fuera de la puerta y ahí estaba yo, solo. Sentía esos ojos que ahora podía ver claramente detrás de todos esos monstruos, en medio de la oscuridad más absoluta se encontraban esos ojos rojos mirándome fijamente y podía entrever como esbozaba una sonrisa malévola. Agarré mi hacha con fuerza y sin dudarlo me metí en medio de todos los mutantes, reventando a cada uno que se me pusiera delante mientras veía como esos ojos junto con esa sonrisa se iban quedando atrás, curiosamente no me siguió nadie o eso creía. Justo cuando salí sentí como unas garras se clavaban en mi espalda, me levantaba como si nada y me arrastraba de vuelta a la tienda. Aun usando la poca fuerza que me quedaba, la utilizaba para intentar zafarme de ese infernal abrazo, el ente que me clavó las garras me puso delante de sus ojos rojos y este acerco su cara solo para exhalar un aire pútrido en mi cara añadiendo una frase con una voz salida de la más terrorífica película.
- No deberías de salir solo. Podrías acabar como yo.
Cuando pude ver su cara deseé estar ciego para no verlo, tenía la cara deformada y la piel se le caía a cachos lo único que acerté a decir en ese instante fue:
- ¿Quién o qué eres?
- ¿Yo? Solo soy el próximo rey del mundo ¿No lo ves? Todos los que no están muerto y los que, sí lo están, me obedecen y es gracias al poder que conseguí matando a un dios, el poder que conseguí es el de mutar a cualquier ser vivo. Así que tienes 2 opciones. La opción A es que te unas a mí y la opción B es tu muerte.
- Entonces escojo la C.
Con la llave inglesa que tenía guardada, estiré el brazo todo lo que pude hasta sentir como se lo clavaba en el ojo izquierdo, justo cuando se retorcía de dolor, el gigante que tenía sus garras dentro de mi costado me soltó cayéndonos los dos al suelo y mientras escapaba ví, como todos sus mutantes estaban en el suelo igual que "Ojos Rojos".
Cuando llegué a la escuela todos estaban despiertos preguntándose unos a otros donde estaba. Algunos ya creían que les había abandonado pues me había llevado dos armas y comida. En cuanto entré el sudor frío que bajaba por la frente se paró en seco y se sustituyó por un dolor indescriptible. Ellos vieron como estaba, se acercaron y empezaron a curar mis heridas. Cuando me desperté les explique todo lo que había visto en la tienda, nadie sabía quién, era excepto una persona.
- Chelnald, ¿podemos hablar en privado? – Preguntó Kazumi.
- Sí, claro. Chicos, ¿podríais dejarme a solas con Kazumi?, yo también tengo algo que decirle en privado.
- Entendido - dijeron todos al unísono.
- Bien, ahora que estamos solos déjame primero acelerar tu curación. – Me dijo Kazumi.
- ¿Cómo vas a hacerlo? – Pregunté yo.
- Tú solo cierra los ojos y relájate ¿entendido? No se te ocurra abrir los ojos.
Yo estaba tumbado encima de la cama y notaba como algo realmente suave se apoyaba justo donde estaba la herida y al instante en que se apartó empecé a abrir los ojos, vi y sentí como se iba cerrando la herida y el dolor desparecía.
- ¿Cómo lo has…?
- Creía haberte dicho que pertenecía a una organización que se encarga de cuidar y enseñar a los Campione. Pero eso ahora da igual. Tengo que hablarte del grave peligro que tú y todos nosotros corremos. Ese hombre que mencionaste cuando despertaste, yo sé quién es y no es alguien a quien puedas enfrentarte ahora.
- ¿Cómo se llama? ¿Quién es? ¿Y por qué dijo eso?
- Su nombre es el Conde Von Lucian. Él era el que se pensó que sería el nuevo rey del mundo hace ya 400 años, desapareció cuando estaba a punto de empezar su conquista y se le creía muerto, pero al parecer no lo está. Nunca supimos que poder tenía hasta ahora, porque según lo que has dicho tenía la cara deformada y controlaba a estos seres, ¿cierto?
- Si, por lo veo supongo que su "poder" sería el de poder convertir a los seres vivos en mutantes ¿no?
- Así es, entonces, dime como piensas enfrentarlo.
- !!!¿QUEEEEE?!!! ¡¡¡ ¿DE QUE ESTAS HABLANDO?¡¡¡ ¿COMO ESPERAS TÚ QUE ME ENFRENTE A ALGUIEN QUE PUEDE MUTAR A QUIEN SEA?
- Te equivocas, su cuerpo está podrido por lo cual un simple golpe le mataría, de lo que tienes que tener cuidado es de las personas mutadas que están con él.
- Bu-bueno si tú lo dices. Pero, ¿cómo podría acercarme y golpearle? ¿no ves que no se separa de sus guardaespaldas mutantes? y aparte yo ni siquiera tengo poderes, tan solo soy un chico normal que trata de sobrevivir en este mundo.
- En eso tienes razón, necesitamos averiguar cuál es tu poder.
- ¿Y cómo se supone que hagamos eso?
- Solo hay una forma de saber que poder posees y es visitando a mi maestro, tiene el poder de saber que poder tienen los demás. Aunque sea una máquina que inventó, pero lo trata como si fuera su poder.
- Perfecto ¿Dónde se encuentra tu maestro?
- Se encuentra cerca del centro comercial en una pequeña casa rural.
- Eso está muy lejos de aquí. No quiero arriesgarme a perder todo lo que he conseguido.
- Entonces deja aquí a gente de confianza.
Gastón, Apolonius, Sara, Asada, Skyler, Draco, Marina e Iván eran en un principio los que se iban a quedar pero Barthulk me dijo que no había mucha defensa en la base ya que Marina, no sabe luchar solo sabe curar, luego Iván era un niño de tan solo 3 años, por lo que solo quedaban Gastón, Draco, Sara, Skyler, Asada y Apolonius para luchar y me propuso que le dejara en la base que sería mejor ya que mientras menos seamos los que fuéramos a la casa de ese tío más fácil sería y más defensa habría en la base.
Cuando terminamos la charla que teníamos Kazumi y yo, pues estuve organizando unas expediciones antes de marcharnos a la casa del maestro de Kazumi y en una de ellas, fue la que salieron como voluntarios Lukdrai y Gastón, que trataba de recolectar recursos por las casas de la cercanía y las otras eran simplemente cosas triviales, como la de vigilancia, la exploración y la preparar una sala para la enfermería, que en nuestro centro no teníamos ninguna enfermería y así también podía mandar a alguna persona a buscar recursos de medicina.
Cuando terminé de explicar las expediciones, Lukdrai y Gastón se fueron por la puerta trasera, porque era por donde no habían muchos perdidos, y estuvieron entrando en cada casa para pillar todo tipo de provisiones y cuando se acercaron al supermercado, donde todavía quedaban provisiones se adentraron en él y cuando pasaron dos pasillos vieron como dos perdidos se estaban acercando, entonces, fueron corriendo hacia ellos y los mataron, cuando terminaron de matarlos miraron para el frente y con un poco de luz que daba, pudieron ver los ojos rojos, que además, cuando se acercaron bastante vieron cómo eran, se quedaron un rato para mirar que habilidad tenia.
Cuando Gastón y Lukdrai se enteraron de que habilidad tenia, intentaron escapar de allí porque no podían contra él ellos solos y cuando lograron escapar de allí, fueron al centro para comentar que se encontraron al "Ojos Rojos" y además, presenciamos como hacía para tener a más esclavos y era con una especie de habilidad que tiene, aunque su poder era un poco difícil de saber de qué se trataba, teníamos una idea clara de cuál es y es el de poder mutar a todo ser vivo pero además. también puede mutar a los perdidos.
Después de haber escuchado lo que sucedió en la expedición, pues Kazumi y yo preparamos el siguiente plan, pero antes me quedé sorprendido igual que Kazumi y le dije:
- Kazumi, me dijiste que solo podía mutar a seres vivos, no que también podía mutar a los perdidos.
- Yo también me quede sorprendida, no sabíamos esa parte. Puede que haya evolucionado su poder. Pero supuestamente tendría que tener la misma debilidad el Conde.
Cuando terminé de hablar sobre el Conde, pues dije mi plan para ir a la casa del maestro.
- Bien pues este es el plan. Escuchadme todos, Kazumi y yo nos vamos a ir a buscar a su maestro quién quizás y si sigue vivo, pueda ayudarnos a saber cómo enfrentarnos a Lucian, que por si no lo sabéis o no os quedó claro es el que se encargó de hacer todo esto, que miles de personas murieran y mientras que nosotros estamos fuera quiero que los restantes se queden y protejan la base de cualquier intruso. Es decir, si aparecen esas cosas o supervivientes, matadlos, a menos que conozcáis al superviviente en cuyo caso si le dejáis tened el máximo cuidado, encerradlos, comprobad si está mordido o si tienen arañazos, si lo tienen dejadlo y si se convierte matadlo, preguntadles como han sobrevivido y qué saben hacer y si creéis que son buena gente liberadlos, pero estaos siempre alerta. ¿Entendido?
- Sí, pero hay algo importante que se te ha olvidado. – Dijo Lukdrai.
- ¿El qué? – Pregunté yo.
- Tú eres el que tiene que tener más cuidado. Por si no lo sabías, tienes que cruzar una horda de esas cosas mientras sabes que te persiguen.
- No me pasará nada. Kazumi y yo nos cubriremos mutuamente. ¿Verdad?
- Si, en más de una forma. – Dijo Kazumi.
- ¿A qué te refieres Kazumi? – Pregunté yo.
- Bueno es hora de que nos vayamos Chelnald. – Cambiando de tema Kazumi.
- Eh-Ah sí, claro, ya sabéis lo que tenéis que hacer, adiós. – Termine diciendo un poco confundido.
Después de explicarles, nos dirigimos al centro comercial, lo cual sería un camino largo que probablemente en otras circunstancias tardaríamos un par de horas, pero con esas cosas por ahí tardaremos unos dos días. Justamente, yendo hacia nuestro objetivo pasamos por el supermercado donde todo había pasado. No sé qué fue lo que me hizo volver a entrar, pero cuando atravesé la puerta no había nada, estaba vacío, pero toda la comida seguía ahí por lo que supuse que el Conde no comería comida "humana".
Poco después de eso, escuchamos un grito proveniente de una casa. Tendríamos que haber seguido nuestro camino, pero al parecer aún nos quedaba algo de humanidad. Entramos en aquella casa de pesadilla y justo cuando lo hicimos fuimos atacados por una mini-horda de unos 3 perdidos, no tardamos mucho en terminarles, cada uno se quedó con uno y al último lo matamos entre los dos. Puede que parezca que estoy loco, pero poco a poco me fue gustando más y cada vez veía más normal el matarlos, después de todo era mejor eso a que tus familiares te vieran en ese estado o eso creía. Llegamos al lugar donde se escuchaban los gritos y la puerta había sido derribada, esas cosas se agolpeaban delante del ropero, matamos a la mayoría, pero cuando me iba a encargar del último, este se giró y lo que vi fue a mi madre, en ese instante me quedé paralizado no sabía que hacer hasta que un grito de Kazumi me devolvió a la realidad y de un golpe en seco le reventé la cabeza, no pude evitar derrumbarme, pero prefería que fuese así antes de que siguiera sufriendo. Abrí el ropero y además de ver a una chica de más o menos de mi edad totalmente asustada, también me encontré con un gran tesoro que nos servirían para defendernos de los perdidos y allí dentro había un arsenal completo de armas, además también había armas que eran ilegales en nuestro país.
Luego de coger todas las armas del ropero y la munición que había, le dijimos a la chica que se calmara y que nos dijera que sucedió ahí, cuando nos explicó lo sucedido, nos presentamos y luego se presentó ella.
- Bueno yo soy Chelnald y esta es Kazumi.
- Encantada, yo soy Lumminaris, pero me podéis llamar Lumi, además os habéis percatado de que tengo orejas de elfo, pues si soy una medio elfa.
- Sí, nos percatamos de eso, pero no nos importan esos temas.
Cuando terminamos de presentarnos la invite a unirse y aceptó porque no se quería quedar sola, y la dije que nos siguiera, que estábamos yendo a la casa del maestro de Kazumi, en cuanto retomamos la ruta que hicimos para llegar con el maestro de Kazumi, en ese momento llegamos, aproximadamente, a la mitad del trayecto y ya se había hecho de noche y decidimos que teníamos que parar a descansar un rato, hasta mañana, que además ir por la noche sin luz sería más bien un suicidio y Kazumi me dijo:
- Chelnald, me sé un lugar donde podríamos descansar hasta mañana y no tendríamos que preocuparnos de esos malditos perdidos.
- Dime, ¿dónde está ese sitio?
- Está un poco lejos de la ruta, pero se llega rápido, está cerca de un bingo.
- Bueno te sigo Kazumi, que iremos más rápido.
- Ok, Chelnald.
Cuando estábamos llegando nos topamos con un pequeño grupo de perdidos, que nos retardó un poco para llegar a la casa que decía Kazumi. Pero una vez allí, vimos como era de seguro, pero solo había espacio para 5 o 6 personas allí dentro y decidimos quedar allí, a descansar y a primera hora nos pusimos otra vez en marcha, pero antes de llegar a la casa del maestro nos topamos con una mini-horda de unos 5 o 10, aproximadamente, esa batalla nos retrasó bastante, pero cuando llegamos a la casa del maestro de Kazumi, estuvimos llamando a la puerta media hora, pero no habría nadie y cuando nos estábamos marchando de repente, la puerta se abrió y decidimos entrar a ver lo que estaba pasando.
Cuando entramos vimos no sé cuántas pruebas de entrenamiento y pensamos que esas pruebas estaban preparadas para mí, para descubrir mi poder que tenía como Campione. Cerramos todas las puertas y ventanas y me puse a entrenar allí. Mientras que yo estaba entrenando, salió de repente el maestro y como estaba distraído allí entrenando no me di cuenta, por lo que cuando me hablo, me sobresalte del susto que me lleve.
El maestro nos preguntó:
- ¿Por qué estáis utilizando eso?
- ¿No lo habías preparado para Chelnald?, maestro – pregunto Kazumi.
- No, Kazumi. Eso era para otra persona que iba a venir más tarde.
- ¿Qué persona iba a venir? – pregunte al maestro.
- Creo que era un chico de casi tu misma edad.
- ¿Cómo se llamaba?
- Creo que había dicho que se llamaba Yogur, no espera Yor…. ¿Cómo era su nombre?
- ¿Puede ser Yorvanis?
- Si eso, es él.
- ¿Dónde está ahora mismo?
- No sé, no me dijo a donde iba pero que iba a tardar dos semanas en volver.
- ¡Mierda!, llegamos tarde para pillarle. – dijo Kazumi. - Bueno a lo que venimos es si por casualidad no podrías descubrir el poder oculto de Chelnald, maestro.
- Sí que podría, ¿Por qué lo preguntas?
- Es porque si, ¿le podrías enseñar a cómo utilizar su poder?
- Sí, pero primero es descubrir su poder.
- Ok, es todo tuyo maestro.
Después de que nos regañara el maestro de Kazumi, por utilizar los aparatos sin su permiso, nos pusimos con el entrenamiento básico para descubrir cuál era mi poder y el entrenamiento básico era la de ejercitar las características físicas. En ese entonces cuando terminé los ejercicios que duraron 3 días, el maestro me puso unos entrenamientos más fuertes para que la pudriera sacar a la luz mi poder, y cada día me ponía a entrenar con ese método hasta que el cuarto día mientras entrenaba, me pasó algo raro y me dirigí a donde estaba el maestro, entonces se lo comenté al maestro y me dijo:
- Sabes eso que te pasó era tu poder especial que tenías oculto dentro de ti.
- ¡EN SERIO! Pues sí que soy muy poderoso, para tener ese poder dentro de mí.
- Ya que descubrimos tu poder dormido hay que entrenar para que lo controles a tu voluntad.
- Pero maestro, ¿Cuál es mi poder?
- No te has dado cuenta todavía.
- No, maestro.
- Tu poder es uno antiguo y legendario, y son las diez encarnaciones de Verethragna.
- Entendido, maestro y ¿quién es Verethragna? – Pregunté yo.
- Era un dios que tenía 10 poderes diferentes y el mas fuerte de todos los dioses herejes. – Contestó el maestro.
- Madre mía, enserio que tengo ese semejante poder dentro de mí.
- Sí, pero es muy complicado, dominar ese poder.
- Vale, maestro tendré cuidado con ese poder.
Después de descubrir mi poder me puse con el entrenamiento más duro que hice en toda mi vida. Media semana después, ya tenía mi poder casi controlado, la única debilidad que tenía al usar ese poder es que solo podía usarlo una única vez al día y cuando lo uso me quedo inconsciente, en ese momento solo me quedaban unos pequeños pasos, pero el maestro me dijo que ya me podría marchar y que para completar mi dominio solo necesitaba practicarlo como mínimo unas 10 veces cada día y ya lo tendría totalmente dominado. Antes de largarnos de la casa del maestro esperamos hasta el día siguiente para hacerlo y mientras esperábamos me puse a entrenar lo que me había dicho, cuando había terminado con las 10 repeticiones ya lo tenía bien controlado y, además, ya se había hecho de noche, nos fuimos a dormir por turnos.
Nos levantamos y nos despedimos del maestro. Luego, nos dirigimos otra vez hacia el refugio pero sería otros 2 días en llegar. A unos 10 kilómetros de la casa del maestro, vimos como un padre y su hija estaban llamando a las puertas de las casas, donde había gentes atrincheradas allí y que no les abrían ninguno, entonces, de repente se dieron la vuelta, se fijaron en nosotros y nos preguntaron:
- ¿Podemos unirnos a vosotros o por lo menos podríais llevar a mi hija con vosotros?, por favor os lo pido.
- No hace falta que os separéis, ¿o te han atacado los perdidos?, señor.
- Perdone, ¿qué es eso de los perdidos?
- Son esas criaturas que no pueden morir sino le pegas en la cabeza, serían los no-muertos o también llamados zombies.
- A vale. Aunque que yo recuerde no me han tocado esos perdidos, ¿Por qué?
- No, es que si te muerden o te arañan te conviertes en uno de ellos. ¿Podríamos examinaros a los dos?
- No nos importa si solo lo hacéis por el bien de la humanidad.
- Kazumi, tú te podrías encargar de la niña y yo del padre.
- Entendido, Chelnald –dijo Kazumi.
Después de examinarlos, vimos que la niña estaba limpia pero el padre tenía un arañazo en la espalda y le preguntamos:
- Oye, ¿cómo te hiciste esa herida en la espalda? – se lo pregunte a solas.
- Pues no sé, no me di cuenta, ¿Por qué lo preguntas?
- No, si por casualidad, ¿se os acerco algún perdido y os ataco y tu protegiste a tu niña en alguna ocasión?
- No sé, por ese entonces no sabíamos que eran esas cosas, pero se me acerco un hombre con un rostro muy tenebroso y frio, e iba a atacar a mi hija y la protegí y noté como un arañazo, pero pensé que no era nada.
- Pues, esa persona seria un perdido, entonces te arañaron y te vas a convertir en uno de ellos, ahora mi pregunta, ¿quieres morir siendo tu o prefieres morir cuando te conviertas en un perdido?
- Quiero morir siendo yo mismo, pero eso sí, antes quiero despedirme de mi hija.
- Vale te concedo ese último momento para que te despidas de tu hija y que la calmes un poco por si acaso empieza a llorar para que no los atraigan.
- Hija, me parece que ya no podré seguir a tu lado, lo siento. Aunque seguiré a tu lado siempre que me recuerdes y estaré en tus recuerdos, por eso te pido que no llores o sino vendrán más cosas horribles de esas.
- Pero padre, ¿por qué dices eso? – pregunto llorando.
- Es que sin darme cuenta me contagió una de esas cosas horribles y si sigo vivo me podría volver contra ti – dijo llorando.
- Te prometo que no llorare cuando mueras, papa – se abrazaron los dos.
- Ya es el momento, no es para ser descortés, pero si esperamos más tardaremos más de lo planeado en llegar al refugio, continuamos con lo planeado, ah, pero antes dime como se llama tu hija – dije lagrimeando.
- Ok, se llama Louise, Louise Françoise LeBlanc de la Vallière.
- Adiós hija. – dijo el padre llorando.
- Adiós, papi – dijo Louise llorando.
Cuando ya estaba listo para morir, Kazumi cogió su katana y yo aparté a nuestra nueva hermanita para que no viera ese doloroso escenario y cuando la aparte, Kazumi empezó con la liberación del alma para que descansara en paz. En ese momento, nuestra nueva hermanita no podía moverse por el dolor sentimental de perder a su padre y la lleve a cuestas hasta nuestra base, pero antes de proseguir nuestro camino enterramos al padre para que no se alimentaran de él. Al fin, conseguimos llegar hasta la mitad del camino, y decidimos quedar a descansar en el mismo sitio que antes, cuando nos dirigíamos hacia la casa del maestro.
A la mañana siguiente, nos despertamos y le dimos de comer a Louise porque necesitaba alimentarse, ya que era muy pequeña. Después de que comiera nos dirigimos hacia nuestro refugio, pero un poco antes de llegar al refugio, nos encontramos por el camino a un grupo de unos 10 perdidos y decidimos rodearlos por Louise y por ese entonces tardamos un poco más en llegar, pero lo conseguimos, llegamos a la base sin ningún rasguño y no tuvimos que defendernos ni atacar a ningún perdido.
Estando allí, me pregunto Lukdrai.
- ¿Quién es esa niña? ¿Y esa chica? ¿Has podido descubrir tu poder escondido?
- Lukdrai, tranquilo cada cosa a su momento. Pero sí, he podido descubrir mi poder escondido y esta niña de aquí se llama Louise Françoise LeBlanc de la Valliere, pero su padre tuvo que morir, le atacaron los perdidos y la otra se llama Lumminaris.
- ¿Cuál es ese poder? – Preguntó Gastón.
- Se los diré en su momento, no hay prisa para presentar mi poder. – Respondí yo.