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Chapter 6 - En busca de un nuevo refugio.

A la mañana siguiente, decidimos los sitios más seguros donde quedarnos para vivir en grupo y cuando ya teníamos algunos sitios donde podernos quedar, ya habían arrancado el barco y ya estábamos lejos de la isla, el lugar más cercano sería ir al norte de la península que supuestamente allí habían llegado a tiempo para salvar a los ciudadanos, seria a la provincia de Brívaga. Cuando atracamos en el puerto no vimos casi ningún barco y allí solía haber siempre unos cuantos barcos de pesca. Elegimos quienes iban a ir a explorar ese sitio por si había algún refugio, pero lo único que encontraron fue un campamento militar echando humos y en ese momento ya podríamos decir que ahí solo quedaba un campamento de muertos vivientes.

Cuando estaban volviendo encontraron en una de las azoteas a un montón de ciudadanos y a algún militar que otro intentando proteger a los ciudadanos. Y fuimos a salvarlos, empezamos yendo poco a poco, con los cuchillos que habíamos encontrado por esa zona, clavando en los cráneos, pero al final tuvimos que utilizar las armas de fuego para despejar las escaleras.

Y cuando llegamos a la azotea, de repente, uno de los militares preguntó:

-  Chicos, ¿de dónde salís?

-  Pues venimos de las islas de Bonarrán. – Respondí yo.

-  Dios, de tan lejos. Y ¿cómo habéis llegado aquí?

-  Pues vinimos con un barco. ¿Por qué lo preguntas?

-  Porque quiero que nos llevéis a algún sitio donde podamos coger algún vehículo para salvar a estos ciudadanos.

-  Si os vale algún barco que encontramos por el puerto.

-  Si nos vale, nos podéis defender de esas cosas hasta llegar.

-  Si, nosotros también íbamos hacia el puerto.

-  Ok, entonces os lo encargamos la seguridad de la parte trasera.

Entonces, cuando estuvimos llevándolos para el puerto vimos como unos pocos sobrevivientes se habían quedado atrás y los militares ni si quiera habían ido a ayudarlos. Nos apresuramos a ayudarlos, pero no lo conseguimos a tiempo, habían sido atrapados por los perdidos. Antes de que se fueran tan lejos fuimos para seguir protegiéndolos, pero cuando llegamos al puerto solo quedaban los militares y la mitad de los que estaban en la azotea.

Y unos de los hombres que estaban allí me preguntó:

-  ¿Podemos quedarnos con vosotros?

-  Sí, pero ¿por qué os queréis quedar con nosotros?

-  Es que, con aquellos militares, si algún sobreviviente se queda atrás lo dejan a allí no vuelven, ya lo habéis notado antes con la gente que se había quedado atrás.

-  Pero, ¿ellos no son los que ayudan a la población? ¿Qué hacen dejando atrás a los supervivientes?

-  No lo sabemos, ninguno de nosotros.

-  Entonces vale. ¿Cómo os llamáis? – pregunté.

-  Yo me llamo Johnforth, Johnforth Dark – dijo uno de los hombres.

-  Y yo soy Emilio, Emilio Castro – dijo el otro.

-  Y yo soy la más preciosa de mi grupo, me llamo Sokhna – dijo la mujer.

-  Y nosotras somos Ainara y María, somos hermanas – lo dijeron al unísono.

-  Encantado de conocerlos, yo soy Chelnald Whiteblade, pero me podéis llamar Chelnald y estos son: Draco, Barthulk, el mecánico; Kazumi, la segunda al mando; Apolonius, el encargado de las defensas y líder sustituto; Sara, Asada, Skyler, Lukdrai, el protector y mi general; Gastón, mi teniente; Rionle, un estratega y el armero; Marina, la doctora; Iván, un niño, de tan solo 5 años; Louise, una niña que perdió a sus padres y Lumminaris, una medio elfa.

Por el otro lado, el grupo que se había ido hace media hora, tuvieron que pasar dando palos a los perdidos que habían ido hacia el edificio que teníamos enfrente, a ver si todavía quedaban en el almacén, los pescados que pescaron antes de que iniciaran el apocalipsis y mira que suerte, todavía quedaban, con la habitación donde guardaban los pescados, nosotros hicimos una parecida donde poderlo mantener y donde no se pudriera.

Entonces tuvimos que decidir a qué sitio ir ahora, sabiendo que ese sitio ya lo habíamos marcado como inseguro.

Pero antes de proseguir nuestro camino cogí a tres voluntarios, nos fuimos a las entradas de la ciudad y pusimos los carteles que decían así: 'No hay santuario, si entráis no habrá más que un derramamiento de sangre', por si acaso iba algún otro sobreviviente hacia el refugio, para que los malditos perdidos no los mataran. Cuando terminamos de poner los carteles nos fuimos al barco para mirar algún otro sitio para ir, pero los militares con las personas que habíamos salvado, ya se habían ido con un barco de pesca, eso sí se habían ido seguramente a remo porque el motor no iba a funcionar ya que antes de que hubiéramos atracado, ya un poco antes vimos como una luz muy blanca en la atmosfera y los aparatos electrónicos habían dejado de funcionar. Gracias a que el barco tenía un dispositivo anti-electromagnetico solo tuvimos que reparar unos pequeños componentes, estando en medio del océano.

Cuando llegamos al barco descansamos el resto del día y a la mañana siguiente, nos pusimos a mirar el mapa para ver a donde ir y se decantaron en ir a Kurlia porque suelen ser los que estaban mejor preparados en ocasiones de este tipo, mientras unos hacían guardia, pues Apolonius y Barthulk metían gasolina al barco para el viaje. Subimos todos al barco y zarpamos, mientras estábamos viajamos pasamos por un aeropuerto marítimo y vimos que aún quedaban cazas intactos y decidimos bajar a conseguir algún caza para defenderse muchísimo mejor de los malditos perdidos porque no todos son fáciles de matar, hay algún perdido que cuesta matar como por ejemplo antes de irnos de que nos habíamos topados con perdidos, que anteriormente eran de las fuerzas especiales, y necesitaríamos armas bastante potente, pero eso si todos los cazas que habían allí y ninguno funcionaban.

Y repostamos allí mismo, y continuamos nuestro viaje hacia Japón, pero por el camino vimos como un cuartel casi intacto y decidimos investigarlo. Atracamos al norte de Griel'hal, y bajamos del barco, pero antes de ir al cuartel fuimos a por ropa de invierno porque por ahí, siempre hacia demasiado frio. Cuando llevamos toda la ropa de invierno al barco, nos preparamos para ir al cuartel, una pequeña escaramuza de tan solo 4 integrantes: Gastón, Lukdrai, Kazumi y yo. Estuvimos viajando durante horas hasta encontrar el cuartel y ya allí, entramos a explorar el cuartel y vimos que no había caído por culpa de los perdidos sino por culpa de algún idiota que estaba infestado y se metió allí con la gente. Además, de eso vimos que no era un cuartel sino una cárcel.

Y nos fuimos hacia el barco otra vez para planear como limpiar esa cárcel y quedarnos allí a vivir si fuera posible porque con tan mala suerte, no podíamos quedarnos mucho tiempo en un mismo sitio.