Chapter 12 - Malentendidos

Cuando el auto finalmente se detuvo, los dos hombres que, técnicamente, me habían secuestrado me hicieron bajar del automóvil. 

Me empujaron hasta la sala de un hospital, donde, según parecía, estaba el joven maestro de segunda generación. Por un momento, sentí que era un extra en una película de acción, aunque sin las explosiones ni el presupuesto.

Al entrar, noté que el joven maestro tenía una expresión algo sorprendida. Tal vez no esperaba que sus guardaespaldas me trataran como si fuera una caja de contrabando. Lo fulminé con la mirada, como si con eso pudiera devolverle parte del mal rato que me habían hecho pasar.

"Tus estúpidos guardaespaldas casi me secuestran". Dije, sin siquiera disimular el sarcasmo. "¿No les dijiste que fui yo quien te salvó de morir en el desierto?".

Al decir esto, los dos guardaespaldas desviaron la mirada con un sincronizado interés por las baldosas del suelo.

'Parece que se dieron cuenta de la situación en la que se encontraban'.

El joven maestro de segunda generación entendió el significado de mis palabras y les indicó a los guardaespaldas que se fueran.

Cuando por fin quedamos a solas, tuve tiempo de observarlo con más calma.

El joven maestro de segunda generación tenía el cabello azul, perfectamente peinado, y unos ojos marrones con un brillo tonto. Su uniforme escolar estaba tan impecable que parecía recién planchado, y, por supuesto, debía costar más que el mío. Esa vibra de "estrella deportiva con tarjeta de crédito sin límite" era inconfundible.

Este joven maestro estaba claramente luchando con sus pensamientos antes de hablar, lo cual me resultaba algo adorable en alguien que probablemente nunca había tenido que esforzarse mucho por nada. Quizás se sentía culpable por cómo trataban sus guardaespaldas, o tal vez solo estaba nervioso por mi mirada fija, como si le debiera algo. En fin, no me molestaba en absoluto. Había lidiado con cosas mucho peores, y esto, honestamente, era solo una anécdota.

Fue entonces cuando algo extraño llamó mi atención: sus ojos.

Un arco azul alrededor de sus pupilas, un detalle raro, único... fascinante.

En trama de novela, eso hubiera sido algo distintivo que pocas veces sería visto en el mundo durante el apocalipsis zombi. Este chico tenía potencial. Y aunque no soy de usar a la gente, tampoco soy tonto. Sabía reconocer una buena inversión cuando la veía.

Mientras él seguía allí, atrapado en su indecisión, yo pensaba en mis opciones.

Este joven maestro, con su mezcla de miedo y orgullo, probablemente habría sido de los primeros en caer si el apocalipsis hubiera comenzado en ese instante.

Pero, tal vez, solo tal vez, podría cambiar eso. Podría tomarlo bajo mi ala, enseñarle lo suficiente para que no fuera devorado por un zombi en su primer día.

Después, ya decidiría si quería seguirme o buscarse otro protector. Aunque, por lo que veía, traicionar no parecía estar en su naturaleza.

Lo observé en silencio mientras titubeaba, sin terminar de hablar.

Había algo tranquilizador en su presencia, una mezcla de vulnerabilidad y potencial.

Este tipo podría ser útil, y quizá formar un buen equipo. Por ahora, lo único que tenía que hacer era prepararlo para lo que se venía.

Porque el apocalipsis no espera, pero con los compañeros adecuados, quizá no sea tan malo.

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En una habitación privada del hospital 'Medicine N', Park Moon se encontraba frente a un joven maestro de segunda generación cuyo nombre aún desconocía.

Detrás de ellos, un televisor de 75 pulgadas transmitía un importante canal de noticias. La historia del momento: fantasmas que atormentaban a músicos en Rotter City. 

"¿Cuál es tu nombre?". Preguntó Park Moon con un tono frío que envió un escalofrío por la espalda del chico de cabello azul.

Mukahi Motoki tragó saliva. Era honesto consigo mismo, le tenía más miedo a Park Moon que a los zombis.

Después de todo, había presenciado algo que aún lo dejaba inquieto.

Lo recordaba claramente, Park Moon, de pie frente a un grupo de zombis, su cuerpo temblando al principio, pero sin retroceder ni un centímetro.

Eventualmente, el temblor se detuvo, y los zombis se arrodillaron ante él como si reconocieran a un rey demonio.

Incluso el líder zombi había cedido sin resistencia cuando Park Moon le arrancó un colgante de su cuello.

Después de contemplar esta escena, Mukahi Motoki se desmayó al segundo siguiente.

Ahora, sentado frente a Park Moon, no podía evitar notar aquel colgante colgando de su cuello como un trofeo.

'Malditos guardaespaldas ¿No podían ser más amables con él? Ahora parece que está enojado conmigo por su culpa'. Maldijo internamente.

Park Moon sonrió ligeramente, y aquello fue suficiente para que Mukahi Motoki sintiera que estaba mirando directamente al diablo. Con la voz temblorosa, Mukahi Motoki finalmente respondió:

"Yo soy Mukahi Motoki".

El nombre tomó por sorpresa a Park Moon. Mukahi… ¿No era el mismo apellido de Mukahi Aori, el mejor amigo del protagonista masculino?

'Quizás son familiares'. Pensó Park Moon.

Sin embargo, algo no cuadraba. La familia de Mukahi Aori no era adinerada. De hecho, Mukahi Aori había entrado a la prestigiosa Academia Noroeste gracias a una beca.

'¿Será que hay algún drama familiar escondido?'. Divagó Park Moon. Pero rápidamente descartó el pensamiento. No era su asunto.

Al ver a Mukahi Motoki temblar como una hoja, Park Moon decidió tranquilizarlo antes de continuar. Se sentó junto a su camilla, suavizando su expresión sin darse cuenta.

"Primero cálmate, no muerdo como los zombis, así que puedes hablar casualmente conmigo".

Aquellas palabras, acompañadas de una sonrisa cálida y despreocupada, fueron un golpe inesperado para Mukahi Motoki.

A los ojos del joven maestro, Park Moon había pasado de parecer un demonio a un ángel en cuestión de segundos. Su rostro perfecto irradiaba un aura angelical que contrastaba completamente con la autoridad y el temor que había impuesto antes.

La buena voluntad del transmigrado se transmite en forma de un aura angelical. Park Moon sin darse cuenta había activado propio dedo dorado.

'Alguien así no debería enojarse nunca'. Pensó Mukahi Motoki mientras observaba fijamente a Park Moon.

Por su parte, Park Moon, aunque no lo demostraba estaba bastante confundido por el cambio de actitud de Mukahi Motoki.

Anteriormente temblaba de miedo, ahora lo miraba con unos ojos extraños que no podía descifrar.

Suspiró internamente. 'Al menos ahora finalmente se calmó'. Pensó.

Ambos permanecieron en silencio por unos momentos más, evaluándose mutuamente, hasta que finalmente comenzaron a hablar.

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Autor: Todavía no hay Alfas en este mundo.