—¡Muere! —gritó Brian y atacó primero.
Se levantó instantáneamente y avanzó, rompiendo el espacio. Se acercó a Su Ping y hizo un movimiento de estocada con su lanza dorada, usando las leyes del tiempo y la destrucción al mismo tiempo.
Su Ping atacó con su espada. El ardiente camino del fuego fue barrido; el aura de espada se dividió, extendiéndose en el vacío como un océano de llamas. Bloqueó tanto a Brian como a sus dos compañeros.
Después de un estruendo, la hoja en la mano de Su Ping tembló. Afortunadamente, él tenía una abundancia de aura de deidad. Aunque su ley del caos se debilitó, aún pudo resistir el ataque con su enorme fuerza física.
—¡Fuerza de las Pinturas Astrales! —exclamó Su Ping.
Su Ping desató su fuerza nuevamente. La agresividad e infinitas variaciones de las Pinturas Astrales lo hicieron más ágil que nunca. Extendió sus brazos y cortó el pecho de Brian con una extraña técnica de espada.
