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Su Ping no dijo nada ya que aún era incapaz de contraatacar a los Señores Estelares; tampoco tenía sentido que le gritara al chico. Nunca reveles tu verdadera intención a tu oponente.
Su Ping se fue con el instructor después de guardar al Dragón Inferno.
Todos en la colina miraron a Su Ping con la máxima sorpresa cuando él regresó.
—¡Veinte leyes!
—¿Mis ojos me engañan? ¿No es ese ya el límite del Estado de Estrella?
—Ese dragón no usó toda su fuerza ahora mismo...
—¿Qué diablos? ¿Ahora hasta las mascotas saben engañar a la gente?
Todos habían visto cómo el Dragón Inferno reaccionó al ataque del Señor de Estrellas momentos antes; les parecía surrealista. ¡El dragón era incluso más genio que todos ellos ya que había dominado veinte leyes!
—¡Ese dragón probablemente tiene aptitudes SS!
—¿SS? ¿Por qué siento que debería ser SSS? Debería ser uno de los mejores genios, siempre que realmente esté en el Estado del Destino...