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Su Ping estaba emocionado; no esperaba que los fantasmas fueran tan amigables.
No estaba preocupado de que el anciano estuviera mintiendo y atrayéndolo a una trampa, porque ya había un gran número de fantasmas presentes y fácilmente podrían haberlo dominado.
Había una posibilidad de que pudiera vencerlos, gracias a su experiencia en el Reino Caótico de los No Muertos, pero alguien más con una habilidad de combate similar nunca los habría vencido.
—¡Gracias por su iluminación, anciano! —Su Ping rápidamente juntó sus manos y le agradeció.
Todos los fantasmas eran guerreros que habían muerto luchando en la residencia divina. Sus palabras implicaban que eran sus predecesores, que habían hecho enormes contribuciones a la humanidad. Solo podía sentir respeto por ellos.
