Qiao Xi levantó lentamente los ojos, y su hermoso rostro estaba envuelto en sombras. Tomó un sorbo de vino de frutas, y sus labios se tiñeron con el vino burbujeante, haciéndola lucir aún más encantadora.
—Sigues siendo tan descortés. Ni siquiera me saludas cuando me ves —dijo Xia Yunlou con una expresión sombría.
Qiao Xi se recostó cómodamente en el sofá y dijo con indiferencia:
—Me pregunto si debería llamarte Señora Xu o Señora Xia.
Estas palabras fueron como un duro golpe al corazón de Xia Yunlou. En el pasado, ella era la gloriosa Señora Xu, pero ahora, Xu Zhi quería divorciarse de ella. Aunque los procedimientos aún no se habían realizado, su matrimonio con Xu Zhi ya había terminado. El título de Señora Xu era una burla descarada.