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En este momento, el originalmente animado salón de banquetes estaba silencioso. La persona que instruyó al camarero para envenenar a Qiao Xi aún no había sido encontrada. Todos estaban preocupados de que el asesino atacara de nuevo. Todos se sentaron en sus asientos con miedo y miraban alrededor.
Después de que Qiao Xi y Gu Zheng entraron en la sala de estar, Qiao Xi fue súbitamente atraída al abrazo de Gu Zheng. Sus ojos cambiaron gradualmente de marrón claro a escarlata, y todo su cuerpo despidió un aura fría. Esta era la primera vez que Qiao Xi veía a Gu Zheng perder la compostura así.
Él atrajo a Qiao Xi firmemente hacia su abrazo, y una voz temblorosa y helada sonó desde su garganta —Estuviste a punto de lastimarte. Si esa copa de vino realmente se hubiera derramado sobre ti…
Qiao Xi alzó sus ojos para encontrarse con los suyos y lo consoló suavemente, diciendo —Con tu protección, estaré bien.
