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La esperanza se reavivó en los ojos de todos. Ahora que Lu Xiang ya se había disculpado, Gu Zheng debería perdonarlos a ellos y a la familia Lu.
El salón de banquetes estaba en silencio. La respiración de todos se ralentizó mientras esperaban tranquilamente a que Gu Zheng hablara. Él no hablaba, así que nadie se atrevía a apresurarlo, temían encolerizar a este vivo Rey del Infierno.
Después de un momento de silencio, Gu Zheng parecía estar cansado de ver las expresiones humilladas de Lu Xiang y Lu Yan. Lentamente abrió los ojos y sonrió con indiferencia. —Está bien.
Song Shijing avanzó para transmitir el mensaje del presidente. —El presidente retirará la demanda inmediatamente, pero al mismo tiempo, ustedes tienen que retirar todos los perfumes y destruir las botellas. Tienen que compensar al presidente con 1.8 mil millones de yuanes.