Lu Xiang se burló:
— Ah Zheng, ¿por qué no aprendes de Ah Yan? Debes ser humilde y cuidadoso. Mírate, no puedes soportarlo después de perder una vez. Si se corren las noticias, los forasteros te despreciarán.
Al oír sus palabras, Gu Zheng no se enojó en absoluto. En cambio, reveló una sonrisa significativa.
Su tono era indiferente, pero tan frío que ponía los pelos de punta:
— El canal de preventa aún no ha cerrado. Todavía es incierto quién ganará.
De repente, todo el lugar quedó en silencio. Todos los presentes eran ejecutivos de Corporación Lu. Todos esperaban que Corporación Lu pudiera ganar esta competencia, pero después de que Gu Zheng dijera esas palabras, de repente perdieron la confianza. Era como si el campeonato perteneciera a Gu Zheng y nadie pudiera arrebatárselo.
El tiempo volaba. Solo quedaban 40 segundos.
Lu Xiang resopló:
— Gu Zheng, una derrota es una derrota. ¿Por qué te resulta tan difícil admitirlo?