—¿Puta? Hermana, tú me enseñaste todos mis trucos. Igual que yo, tú te metiste en la cama del Hermano Weiming. ¿Por qué tú puedes hacer tal cosa y los demás no? —Shen Ying sostuvo su mejilla roja e hinchada, diciendo con indiferencia—. ¿Todavía recuerdas? Eras solo una sirviente de la familia Gu en ese entonces. Por dinero y posición, sedujiste al Hermano Weiming y causaste la muerte de Lu Qingyun para poder ascender al poder. Tales métodos son realmente admirables. Ahora, yo solo quiero quedarme al lado del Hermano Weiming y servirle. No quiero arrebatarte tu posición, mucho menos matarte. ¿Qué más quieres?
—Tú, una sirviente, incluso puedes sentarte en el asiento de la Señora Gu. Yo soy la digna hija de la familia Shen. ¿Por qué no soy digna? Después de que te convertiste en la Señora Gu, te volviste arrogante y miraste a todos por encima del hombro. ¿Has olvidado que alguna vez fuiste una sirviente? ¡Entre las familias nobles, tu estatus es el más bajo!
