—En este momento, Qiao Xi estaba tumbada sobre el cuerpo de Gu Zheng. Su cabeza estaba acurrucada en el estómago de Gu Zheng. Incluso hasta el punto de que su cabeza estaba deslizándose. Esta escena no se podía describir con palabras.
El hombre tomó una respiración profunda y extendió la mano para levantarla. Su voz era baja pero ligeramente encantadora —Sra. Gu, ¿me está ayudando a levantarme? ¿O me está aplastando?
Qiao Xi se sonrojó de vergüenza —…
Realmente no quería decir nada más. Solo quería apoyar a Gu Zheng, pero no esperaba recostarse sobre el cuerpo de Gu Zheng en una posición tan embarazosa.
Pensó cuidadosamente y parecía haberse topado con algo hace un momento. Su cara se volvía cada vez más roja. Luego, sacudió la cabeza y dijo con una expresión justiciera —¡No lo hice a propósito!
—Sí, Sra. Gu, siempre usa esa excusa. ¡Debería cambiar su excusa la próxima vez! —respondió él.
