—Gu Yao escudriñó a Qiao Rou y a la Sra. Gu, luego miró a Gu Moling antes de golpearlo sin piedad.
—Gu Moling gritó de dolor y se tambaleó antes de caer al piso.
Todas las miradas se centraron en Gu Moling. Luchó por levantarse con una expresión furiosa.
—¡Xi Xi, no seas imprudente! —gritó.
—¡Ah! ¿Te atreves a golpear a mi hijo? —la Sra. Gu gritó en shock.
—Moling amablemente te aconsejó que no te desvíes, pero ¿realmente instruiste a ese hombre que golpeara a mi hijo? Viendo que Moling y Rou Rou están a punto de casarse, es normal que estés celosa. Sin embargo, ¿cómo podrías golpear a alguien? —preguntó enfadada.
—Qiao Rou examinó a Gu Yao, mirando su ropa y su reloj. Sabía que la identidad de este hombre era extraordinaria.
Pensó en voz alta, «Hermana, estás divirtiéndote afuera. Lo lamentarás tarde o temprano. Todos estamos tratando de persuadirte para tu propio bien. Si no escuchas, definitivamente pagarás el precio en el futuro!».