La habitación estaba en silencio. Tras un momento, Qiao Xi dijo fríamente:
—Doctor Meng, ya me ha visto. ¿Hay algo más?
Meng Fan alzó las cejas y un atisbo de admiración apareció en sus ojos mientras miraba a Qiao Xi. Qiao Xi era diferente a otras mujeres. Sabía que él no diría nada, así que ella no preguntó. Él elogió:
—Señorita Qiao, usted es realmente diferente a las demás. Como se espera de la hija mayor de la Asociación Médica.
Qiao Xi lo miró fríamente y se giró para irse. Aunque Meng Fan no lo admitió, ella ya había confirmado que Meng Fan era la persona que había difundido las noticias. No entendía por qué Meng Fan haría esto. Solo sabía que este hombre tenía malas intenciones.
Sin embargo, Qiao Xi no podía averiguar cuándo había ofendido a este hombre difícil. No tenía impresión de ello en absoluto.
