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Li Xing'er levantó la mirada abruptamente, sus ojos llenos de la tristeza de ser traicionada por una amiga. Antes de que pudiera explicar, escuchó a Qiao Xi reprender a Gu Yao —¡Tonterías! ¿Crees que no sé por qué Li Xing'er te llevaría al Pabellón Sueño Azul y encontraría un grupo de mujeres con quienes beberías? ¡No difames a los demás!
Gu Yao no podía decir nada. Li Xing'er claramente sospechaba que él no le gustaban las mujeres, así que lo arrastró con fuerza al Pabellón Sueño Azul para probar si le gustaban las mujeres.
Después de media hora de tortura e interrogatorio, Qiao Xi finalmente entendió. Sonrió ligeramente —Gu Yao, escuché que has fracasado en más de cien citas a ciegas. ¿Quién organizó esas citas a ciegas?
Gu Yao respondió con la verdad —¡Mi padre, Gu Weiming! Aunque no soy su hijo biológico, él me ha tratado muy bien todos estos años. No pude rechazar las citas a ciegas que él organizó para mí.
