—¿Es esto todo lo que aporta la educación de la familia Fu? —Shen Kun refunfuñó fríamente—. Una pizca de ira brilló en sus ojos.
Su hija, a quien siempre había mimado y no podía soportar decirle algo duro. Deseaba darle las mejores cosas del mundo.
—¡Sin embargo, estaba siendo intimidada por esas personas de la familia Fu! —Su corazón dolía profundamente—. Justo cuando estaba a punto de hablar, Shen Yan habló.
—Papá, ya estoy divorciada. No tengo nada que ver con la familia Fu —Shen Yan miró a Shen Kun con una sonrisa—. ¿Cuántos días planeas quedarte esta vez?
—Estoy aquí para limpiar tu nombre esta vez —Shen Kun aún estaba descontento con la familia Fu—. Luego pensó en el contenido de las noticias que rodeaban a Shen Yan que vio hace un rato. —También testificaré en el tribunal.
Una brillante sonrisa apareció en el rostro de Shen Yan. Las comisuras de sus labios no pudieron evitar curvarse. —Papá, sabía que eres el mejor —dijo coquetamente.
