—Shen Yan negó con la cabeza y respondió con una sonrisa:
— Estoy bien.
—Lu Yan inclinó la cabeza para mirar a Chen Nian y la aseguró solemnemente:
— No te preocupes, señorita Chen. No dejaré que nadie se burle de Shen Yan.
Después de decir eso, Lu Yan tomó la mano de Shen Yan y se fue a la distancia.
La primera reacción de Chen Nian fue seguirlos. Sin embargo, cuando pensó que los molestaría si lo hacía, terminó tomando su copa de vino y yéndose a otro lugar.
Shen Yan bajó la vista y miró la mano de Lu Yan, que sostenía su mano. Luego dirigió su mirada a la espalda de Lu Yan, y una extraña sensación envolvió su corazón. Ella trató de retirar silenciosamente su mano, pero el agarre de Lu Yan era demasiado fuerte, y no logró liberarse.
—¿A dónde me llevas, Lu Yan? —dijo Shen Yan algo desesperada—. No quiero estar frente a Fu Hang y ser humillada en este momento. Se sentía un poco cansada y solo quería ir a casa.