Los ojos de Alicia se agrandaron, sin palabras y conmocionada hasta lo más profundo de su ser por lo que él acababa de hacer. Todo su cuerpo ardía tanto por la vergüenza como por esta irritante…
Cuando la punta de sus labios se curvó hacia arriba, Alicia lo vio como si él sonriera triunfante y eso solo causó que ella se enfureciera aún más. Se lanzó hacia él, y su puño cerrado se balanceó hacia adelante y aterrizó en su mandíbula. El golpe fue más fuerte de lo que había pensado. Quizás porque su ira y orgullo lo habían alimentado, y por eso la fuerza extra detrás de él.
Ella jadeaba mientras Ezequiel permanecía inmóvil, su cara girada levemente hacia un lado por ese golpe inesperadamente fuerte. Aunque estaba contenta de que su golpe había acertado, estaba un poco aprensiva sobre cómo Ezequiel reaccionaría.
Lamió el lado de sus labios, su labio inferior tenía un corte y ahora sangraba. Luego, lentamente, movió su cara y la miró de nuevo directamente a los ojos.