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Dentro de la habitación silenciosa, los sonidos de besos resonaban. Todo pensamiento racional comenzaba a disolverse.
La boca de Kai se inclinaba más sobre la suya y él succionaba y tentaba los deliciosos labios de Kelly por un largo rato antes de que su lengua se abriera paso entre sus labios. Ella le recibió y le dejó explorar cada rincón de su boca. Le gustaba cuán salvaje y caliente estaba en ese momento. Le gustaba que la estuviese besando como una bestia hambrienta. El calor e intensidad entre ellos mientras sus lenguas se entrelazaban estaba más allá de la razón. Estaban siendo tragados de nuevo en el remolino inescapable de su desesperado deseo mutuo.
Cuando Kai se apartó un poco, ambos quedaron sin aliento. Sus respiraciones se mezclaban en bocanadas de vapor mientras Kai presionaba su frente contra la de ella. Ambos se sentían tan insatisfechos. Sus ojos ardían con una necesidad insaciable de más.