—Cállate, mujer —fue todo lo que Alex respondió—, sin siquiera echarle un vistazo. Sus ojos seguían fijos en el hombre enmascarado que tenía delante.
La mujer parecía molesta por su comentario, se irguió y apretó los puños.
—Atrápenlo —ordenó—, y el hombre enmascarado atacó sin pensarlo dos veces, provocando una sonrisa en Alex.
Al momento siguiente, los dos se enfrascaron en una feroz batalla de espadas.
El hombre enmascarado había apuntado su espada, listo para atravesar el abdomen de Alex. Alex se defendió balanceando su espada frente a él, desviando la hoja del otro hombre lejos de su cuerpo, chispas volando del contacto. Alex luego contraatacó con un corte vertical, intentando partir en dos al hombre enmascarado, pero el enmascarado se apartó de su inminente destino, provocando que la espada de Alex chocara contra el suelo, creando una gran grieta.