—Los latidos eran lentos y profundos y sonaban familiares —Abi abrió lentamente los ojos—. ¿Alex? —susurró antes de darse la vuelta.
—¿Cómo supiste que estaba aquí? ¿Sentiste mi presencia? —preguntó Alex mientras se acercaba a ella—. Se sorprendió de que ella supiera que estaba allí porque había ocultado su presencia, con la intención de sorprenderla.
—Escuché tus... latidos del corazón —Abi parpadeó, retrocediendo mientras respondía.
—Hmm… eso es bastante interesante. ¿Cómo suena mi latido del corazón? —Sus manos aterrizaron en el marco de la ventana detrás de ella, atrapándola—. ¿Oíste la canción que cantó solo para ti? —sonrió y Abi lo miró boquiabierta, sin palabras.
¿Siempre fue Alex tan bueno para coquetear y ligar con las chicas?