—¡Advertencia! ¡Contenido extremadamente caliente no apto para menores! —Alex la miraba mientras su pecho subía y bajaba, perdida en el placer. Su cabello estaba esparcido por la almohada, su rostro sonrojado, y la imagen era tan malditamente hermosa, tan seductora que ya no pudo soportarlo. Su aliento se volvió aún más entrecortado mientras se inclinaba y la besaba de nuevo.
—Abigail... —pronunció su nombre casi religiosamente. Nunca había oído su nombre pronunciado así, como si estuviera leyendo en voz alta una dulce poesía—.Quiero hacer que seas mía ahora —susurró mientras la besaba en los ojos, la nariz y los labios.
—Mm. Soy tuya, Alex... —ella respondió mientras levantaba las manos, que aún sentía como geles, para tocar su cara. Él podía ver en sus ojos que ella también lo deseaba.