Alex se mordió medio labio mientras la miraba con sus grandes y claros ojos. Estaba tan malditamente excitado y la lectura ni siquiera había comenzado todavía.
Se inclinó más cerca hasta que sus labios casi rozaron su oído. —Abigail, asegúrate de leer esto con sentimiento, ¿de acuerdo?
Abi entrecerró los ojos. —Vamos... ¿quién crees que soy? Podría pasar perfectamente por una narradora profesional, ¿de acuerdo? He estado haciendo esto desde que era adolescente. Te haré ver lo que es la narración real. Abigail estaba muy segura de sí misma y Alex solo pudo reír con la garganta. Esta pequeña fruta ingenua era realmente divertida.
—Más vale que me muestres tu narración profesional, Abigail. No te atrevas a acobardarte a mitad —susurró, deslizando su dedo sobre su omóplato.
—Pero... pero no me distraigas así una vez que empiece, ¿está bien? —negoció.
—¿Hmm? ¿Me estás prohibiendo tocarte?
—Mn... mientras yo lea. No podré concentrarme si tu mano me toca así.