PUNTO DE VISTA DE ARIANNE
¡Lucha!
La palabra resonó en mi mente, fuerte y autoritaria. Mis ojos se abrieron de golpe, y la habitación se transformó a mi alrededor, la opresiva oscuridad sustituida por una luz cegadora y abrasadora.
El fuego en la chimenea distante rugió a la vida, sus llamas subiendo más y más hasta lamer el techo, proyectando sombras salvajes y danzantes a través de las paredes.
—¡Arianne! —Una voz familiar de repente llamó.
Mi respiración salió en jadeos agudos mientras buscaba a mi alrededor, pero una cara se inclinó sobre mí, aunque estaba borrosa y oscura, tan oscura. No, no, no, necesito salir. ¡Necesito salir de aquí! Necesito volver con mi familia.
Me levanté de la cama, gimiendo de dolor al caer al suelo. Manos se extendieron hacia mí, pero las rechacé de un manotazo.
—¡Arianne, detente! —la voz llamó de nuevo, firme pero desesperada.