PERSPECTIVA DE IVÁN
Me arrancaron el saco de la cabeza y entrecerré los ojos ante las luces deslumbrantes, sintiendo el ardor de la exposición después de lo que parecieron horas en la oscuridad. Parpadeé un par de veces, mi visión ajustándose lentamente, y las formas empezaron a entrar en foco.
Estaba parado en una arena—un vasto foso circular bordeado con gruesas barras de hierro y altas paredes de piedra que se erguían sobre mí como sombríos y silenciosos centinelas. Una multitud me rodeaba, sus caras al principio borrosas pero pronto se agudizaron en una mezcla de expresiones burlonas y expectación ansiosa. Me observaban como lobos acechando a su presa, su emoción espesaba el aire.
En la esquina de la arena, atada y acurrucada, estaba mi familia. Mi corazón se detuvo, cada instinto en mí gritaba correr hacia ellos, romper sus cadenas y sacarlos de este infierno.