El gran salón estaba lleno de risas y el tintineo de copas por la celebración de Ivan. Las lámparas colgantes arrojaban un cálido resplandor sobre la habitación, iluminando las exuberantes decoraciones y el banquete dispuesto ante nosotros. Sin embargo, a pesar del esplendor de la tarde, mis pensamientos seguían derivando hacia el chico sentado a mi lado —Arnold.
Arnold estaba prácticamente pegado a mí durante todo el evento. Todos nos lanzaban miradas ya que lo había invitado a sentarse justo a mi lado, pero no me importaba y tampoco a Ivan. Si algo, Ivan parecía honrado de que estuviera sentado con nosotros porque Arnold era un gran sobreviviente. Cuando recuerdo los horrores que sufrió en manos de Azar, me vienen oleadas de lágrimas a los ojos.