—Ivan había mandado llamar a Silas a la mañana siguiente —le había ofrecido sus condolencias una vez más e informado a Silas sobre el progreso. Aparentemente no había habido ninguna señal de su familia, viva o muerta, lo único que habían encontrado eran pedazos de ropa.
—Silas había confirmado que los pedazos de ropa pertenecían a su familia. Lloró cuando vio los zapatos que una vez habían pertenecido a su familia y el pedazo de collar que le había regalado a su esposa para su cumpleaños.
—Ivan lo había consolado e informado también que no había señales de ninguno de los muertos vivientes, solo bandidos humanos comunes que se escondían profundamente en las montañas, así que debía ser difícil adivinar su número.