PUNTO DE VISTA DE ARIANNE
Me encontraba inmersa en un estado onírico, era oscuro, y por un momento temí que Nyana me hubiera encontrado de nuevo. Mi corazón se aceleraba, cada nervio en alerta, anticipando el frío agarre de su reino, pero algo era diferente esta vez. El aire se sentía cargado, pero no con el temor habitual. No estaba realmente oscuro, pero era como si tampoco hubiera nada que ver. Un vacío se extendía frente a mí, extraño y desconocido, pero curiosamente reconfortante. El miedo que usualmente sentía en el reino de Nyana estaba ausente, reemplazado por una vaga sensación de reconocimiento, como si este lugar hubiera sido parte de mí alguna vez.
Dudé, tratando de estabilizar mi respiración, cuando lo oí: una voz que me envió un escalofrío por la espina, no de miedo sino de una profunda y dolorosa familiaridad.
—¡Hola, Arianne!