Iván no perdió tiempo en llevarme de vuelta a la habitación donde me apretó contra la pared, sin romper el beso. Gemí en su boca mientras mis manos encontraban su camino en su cabello. Lo agarré con fuerza mientras nos besábamos frenéticamente y con un deseo indiscutible el uno por el otro.
No había manera de que quisiera esperar, quería que me tomara duro y rápido contra la pared. Aparentemente Iván parecía estar de acuerdo porque lo siguiente que supe fue que se bajaba los pantalones y manoseaba bajo mi camisón. Apartando mis bragas empapadas, Iván se deslizó dentro.
Ambos gemimos mientras arrojábamos nuestras cabezas hacia atrás. La sensación era magnífica y muy necesaria. Enganchando mis piernas alrededor de él con más fuerza, Iván empujó de nuevo dentro de mí.
Un gasp sorprendido escapó de mí al sentirme realmente llena. Sosteniéndome firme, Iván continuó empujando duro dentro de mí. Lo miré cada vez que lo hacía, mi boca formando una 'o' cada vez que tocaba ese punto.