"Ravenna me miró con una mezcla de incredulidad en su rostro —dijo ella—. No podía entenderlo, yo tampoco, no podía creer que Aquarina escucharía mis oraciones y decidiría ayudarme. Estaba desesperada, por eso le pedí ayuda, murmurando oraciones mientras me aproximaba a Ravenna. Sabía que no podía enfrentarme a Ravenna, no con la fuerza que ella tenía.
Madea ya estaba agotada, gestionando su fuerza. Tag'arkh estaba ocupada con el dragón, luchando fuego con fuego e Ivan y el resto de mis amigos estaban ocupados con el lobo demoníaco y su ejército. Sabía que no podía luchar contra Ravenna sola. En un combate físico, no tendría problemas para derribarla, ya que no tenía mucha habilidad en ese aspecto.