Di media vuelta para encontrarme en los brazos de un hombre con máscara negra. Algo como un escalofrío recorrió mi espina dorsal mientras miraba fijamente a sus ojos azules mientras me sostenía cerca de su cintura como si yo le perteneciera. ¿Qué demonios? Intenté retroceder de él, pero el hombre solo me sostuvo más fuerte. Este hombre, quien sea, estaba muy fuera de lugar y también jugando un juego peligroso. Si Ivan me ve así, íbamos a limpiar restos de cerebro del suelo y esa era la última cosa que quería que pasara.
—Disculpe pero…
—Deja de luchar y baila conmigo, ¿quieres? —me endurecí cuando escuché la voz familiar—. ¡Azar! —gruñí ahora convencida de que el escalofrío era repulsivo.
—¡Hola ratón pequeño! —sus labios se curvaron en una sonrisa. Fruncí el ceño al intentar alejarme de él, pero él me apretó más fuerte en mi cintura—. ¡Quédate! —gruñó con firmeza—, Vete y me aseguraré de manchar estas preciosas paredes blancas con la sangre de tus enemigos.
—Iv…