Todavía no podía creer lo que oía, ¿quiero decir, escapar? Hace solo unos días le estaba rogando a Iván por su generosidad, la cual nos concedió, pero ahora Cruzita está trayendo el peligroso plan de que escapemos. Es decir, muchas cosas podrían salir mal y no quiero pensar en lo que sucederá si Iván lo descubre. Especialmente después de mi primer intento fallido.
—¿Entonces qué dices? —Cruzita me preguntó, con una mirada expectante en su cara.
Negué con la cabeza. —No, no estoy segura de esto Cruzita.
Cruzita extendió la mano para agarrar las mías. —Mira, sé que tienes miedo. Está bien, yo también. Pero tenemos que escapar.
—Está bien, necesito un minuto —le dije, levantándome de la silla y empecé a caminar nerviosamente. — ¿Tienes alguna idea de lo que nos estás pidiendo que hagamos?
—Claro que sí, niña —Cruzita me dijo con una pequeña sonrisa en su cara—. Pero este... este mundo no es seguro para nosotros. ¡No es seguro para ti!