Al ver el rostro lloroso de esta mujer Merlín no supo que hizo. Durante estos días había hablado con ella y entablado cierto nivel de amistad. No sabía que motivo lo suficientemente grade le daba el derecho para irrumpir en mi habitación mientras jugaba con mis juguetes.
Alejandra reunió valor y se acercó a Merlín. Mirándolo fijamente sus ojos azules brillaban prístinamente. Aun con lágrimas en el borde de sus ojos dijo.
- ¿No soy lo suficientemente atractiva para ti?
- ¿Eh?
La pregunta me sobresaltó mucho. No esperaba que lanzara ese tipo de pregunta en este momento.
- Hoy es mi última noche aquí y quería…
Al escuchar sus palabras entendí lo que estaba pasando. Esta mujer había logrado encender mi lado sádico con solo una frase que ni siquiera la dejé terminar. La tomé de los hombres interrumpiéndola y tomé sus suaves labios color cereza. Su cabello blanco que recordaban a la seda más fina se balanceaba en el aire.
Nuestras lenguas se encontraron y nuestra respiración se interrumpió. Los ojos de Alejandra se habían desenfocado y su mente se desconectó de este mundo. Ahora solo podía sentir la lengua de Merlín invadiendo su interior sin querer detenerse. Este era el primer beso de Alejandra. Al separarse un hilo plateado de saliva los conectaban.
- Has sido una princesa muy mala. Invadiendo el cuarto de tu prometido antes de la boda. Mereces un castigo.
Sin darle la oportunidad para responder volví a tomar sus labios. Mis manos se movieron bajándole el vestido de noche que cargaba. Ahora su increíble cuerpo más hermoso que cualquier supermodelo o actriz de mi mundo anterior quedó expuesto únicamente con su ropa interior con encaje plateado a la vista.
Al sentir el aire acariciando su piel y su vestido en el piso, Alejandra intentó huir de mí. Sin embargo, ya era demasiado tarde para ella. Mis brazos envolvieron su cintura evitando que huyera.
Los minutos pasaron y mi lengua se negaba a despegarse de su delicado rostro. Cuando finalmente lo hice Alejandra respiraba pesadamente. Sus ojos estaban desenfocados haciéndola lucir como un conejito indefenso.
Moví mi cabeza y esta vez besé su mejilla y fui bajando hasta su cuello. Saqué mis colmillos mientras ella disfrutaba de mis caricias. Sin enterarse clavé mis colmillos en su cuello.
- ¡AH!
El dolor la asaltó e inmediatamente intentó liberarse con renovada fuerza. Su sangre fluía de su cuello a mi boca haciendo que Alejandra sintiera como sus fuerzas abandonaban su cuerpo.
- Que… ¿Qué eres?
Perdido en el sabor de su sangre no me molesté en contestarle. Su sangre era muy diferente a la de Camila. Doménica y Olivia.
- Felicidades por obtener la habilidad Manipulación de mana.
- El objetivo fue afectado por afrodisiaco con éxito.
Su sangre fue adictiva en un nivel completamente nuevo para mí. Su sabor recordaba al de un helado de vainilla muy fino.
Al terminar pasé mi lengua por su cuello cerrando su herida.
- Tu… ¿Qué… Qué eres?
Alejandra volvió a preguntar con dificultad. La pérdida abrupta de sangre hizo que sus piernas fallaran y ahora estaba completamente abrazada a mi cuello mientras era sostenida por mis brazos que estaban en su cintura. Acercándome a su oreja dije.
- Soy un vampiro y me interrumpiste mientras comía. Así que ahora serás el sustituto.
El miedo se apoderó de la mente de Alejandra. No sabía que era un vampiro, pero sabía que Merlín no era un humano. Intentó desesperadamente alejarse de él con renovado vigor. Al contrario de lo que esperaba su cuerpo la traicionó debilitándose aún más y sintiéndose más caliente con cada segundo. Sus pezones sobresalían de su lencería sexy que usó para provocar a Merlín.
Merlín la tomó y la cargó de princesa recostándola suavemente en la cama. Queriendo ver más de las reacciones de Alejandra se trepó sobre ella y empezó a besar cada rincón de su cuerpo. El miedo, el placer y el amor se mezclaron en la mente de Alejandra. La forma en la que le besaba Merlín le hizo sentir el amor. Talvez sea una farsa, pero ahora este era el único consuelo que le quedaba. Queriendo aferrándose a ese sentimiento Alejandra correspondió soltando sus gemidos ahogados.
- Ah ~
El calor de en su pecho se extendió haciéndola sentir segura. Merlín no dejó ningún rincón de su cuerpo sin un beso. Al llegar a su entrepierna Alejandra arqueó la espalda. Era raro para ella sentir la respiración de alguien en su lugar más privado.
- ¡Kyaaa! ¡Ese lugar no! ¡Está… Está sucio!
Las manos de Alejandra intentaron apartar a Merlín de ahí. Sin embargo, él no se movió y dijo.
- No hay nada sucio en ti.
Esas palabras calmaron el corazón de Alejandra que latía frenéticamente. Merlín vio sus bragas plateadas que ahora mismo tenía una mancha que se hacía más grande con cada segundo. Sabía que Alejandra se había mojada y que estaba lista para recibir su polla. Aun así, no apresuró las cosas y quiso hacer de este momento algo memorable para ella.
Sin preámbulos llevó su boca a sus bragas y empezó a succionarlas salvajemente. Sus jugos salían a cantaros empapando toda su ropa interior. El líquido no dejaba de salir. Sin otra alternativa Merlín hizo a un lado sus bragas y tomó directo de la fuente.
- ¡AHHHHHHHHHH! ¡Yo! ¡AH! ~
Los gemidos de Alejandra no paraban de salir de su boca. Esto era algo impropio de una princesa. Aun así, quería sentir más. Aun no se había casado y ya estaba con un hombre. Este sentimiento de inmoralidad la empujó aún más al borde de la locura de amor. Atrapada en un frenesí de emociones ahora solo podía pensar en Merlín.