Chereads / Cultivación prohibida (+18) / Chapter 249 - Eliminatorias (VII)

Chapter 249 - Eliminatorias (VII)

Por la noche, volvemos a ir al evento. Esta vez, todas las chicas se apuntan. Es una guerra sin cuartel contra los mercaderes. Que buscan como nosotros las gangas en cuanto abren los puestos. Ellas se lo toman como una batalla. Sin duda, les parece divertido. Reconozco que también a mí. Aunque me toca echar un ojo a Wei por si se despierta. Parece muy confortable en Rayitas.

Además, han decidido que la pareja que encuentre más se queda conmigo esta noche. 

–Amo…– levanta Bang Rui la cabeza de mi miembro unas horas después.

Guo Hai hace lo propio frente a mi otro yo. Aún hay semen en su lengua.

–Ahora servidme con la otra boca– les ordeno.

Cabe decir que se han esforzado mucho buscando y comprando. Frenéticas. Son mis esclavas. No siempre tienen la oportunidad. Aunque poco a poco han sido perdonadas, siguen siendo y actuando como mis esclavas. Y no parece que quieran cambiar de posición.

Con ansia y lujuria, se sientan sobre cada uno de mis yo. Sus mojadas vaginas engullen mi pene hasta el fondo. Sus cuerpos desnudos frente a mí. Yo acostado. Ellas montándome. Ligeramente hacia atrás. Con sus brazos apoyándose por detrás.

Las contemplo mientras me sirven. Mientras me dan placer. Y me aseguro de que tengan el suyo.

A Guo Hai le encanta esta posición. Mostrándose totalmente. Igual de exhibicionista que siempre. Bang Rui no se queja. Aunque prefiere que yo tenga la iniciativa, también los está disfrutando.

Los pechos más bien modestos de ambas no dejan de oscilar. Los de Guo Hai son un poco más grandes, desde que les subí el tamaño como me pidió.

–Más rápido– les ordenó después de verlas temblar.

Obedecen. Excitadas. Puedo ver la que me monta y la que monta a mi otro yo. Ambas con la boca semiabierta. Sus cabellos azulados cayendo libremente. Tanto el liso de Bang Rui como el rizado de mi exhibicionista. Es excitante.

Sus cuerpos brillan por el sudor que las recorre. Tentadores. Sus culos chocan contra mis piernas cada vez que llego hasta el fondo de ellas. Sus bocas ya no las cierran. Gimiendo y tomando aire.

La continúa fricción de sus vaginas resulta realmente placentera. Tanto, que decido no aguantar más. Cuando están cerca de otro orgasmo, aumento el qi a la vez que las lleno.

Sus cuerpos convulsionan de placer. Se desploman sobre mis piernas. Boca arriba. Jadeando.

Sonrío. Me incorporo. Cada yo coge a una de ellas de las piernas. Las empujo tira hacia atrás. Exponiendo su ano. Que lubrico con sus líquidos vaginales.

––¡¡Aaaaaahhh!!–– gimen débilmente de placer.

No les he dejado recuperarse. Aún están exhaustas. Pero eso no me impide perforarlas analmente. Demostrándoles quien manda. Reconozco que a veces soy algo posesivo. Sobre todo, con ellas. Las otras, no siempre me dejan.

Se someten totalmente a mí. Inmóviles excepto para coger aire. Para agarrarse con las manos a las sábanas. Para arquear sus espaldas.

Les abro más las piernas. Son muy flexibles. Me he asegurado de ello. Las he entrenado concienzudamente. Aunque a Guo Hai aún le falta un poco.

Una vez el camino abierto, me dejo caer sobre ellas. Aprieto sus pechos y pezones con fuerza. Aunque no tanta como para hacerles daño. Pero sí con suficiente qi para que se estremezcan.

Con mis labios, capturo sus lenguas que sobresalían. Las engullo y llego hasta los suyos. Mi lengua penetra sus bocas sin oposición. No tienen fuerzas para resistirse.

A la vez, profano continuamente su cavidad anal con mi pene. Llenándola varias veces. La última, ambas han perdido el conocimiento. No aguantan nada. Necesitan más entrenamiento

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–Amo, fue increíble– me saluda con devoción Bang Rui por la mañana.

–¡Aah! ¡Amo!– despierto a Guo Hai, quitándole las sábanas que agarraba con fuerza. Sigue siendo un tanto dormilona.

–Dejad de hablar y trabajad– les ordeno.

Así que mueven sus bocas a mi entrepierna excitadas. Sus lenguas envuelven mi pene hábilmente. Han mejorado mucho.

Luego, son folladas contra la pared. De nuevo sometidas totalmente a mí. Creo que hoy tardarán un poco en poder entrenar.

–Seguro que has abusado de ellas– me critica Song poco después.

–Nos toca hacerle bajar los humos…– suspira Liang.

–Qué remedio… Es nuestra obligación– suspira también Shi.

–Je, Je. ¡Me apunto!– se ofrece Yi.

–Parece divertido– se suma Hong.

–Sed buenas– suplico.

Se ríen. Antes de someterme a una deliciosa tortura. En realidad, son bastante dulces. Algunas, como Ma Lang o Lia Qin, incluso me ceden la iniciativa. Con la mayoría, la compartimos. Solo Hong y Song deciden mandar. ¡No quedará así! Su mirada traviesa me indica que es lo que esperan.

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Yan Xiulan me ha pagado las gemas, toda roja. Ayer se olvidó, debido a que estaba demasiado avergonzada. Supongo que eso la ha abochornado otra vez. Ahora, estamos en las gradas.

La eliminatoria de Ye Bi demuestra dos cosas. La primera, que es difícil para un artesano tener el mismo nivel de combate que otros estudiantes. Sé que Ye Bi se ha esforzado entrenando, pero la creación de talismanes necesita mucha dedicación. Simplemente, no tiene suficiente tiempo para todo.

Ella ha conseguido dominar su técnica con gran profundidad. Pero no tiene muchas técnicas a su disposición para alguien de su nivel. Puede plantar cara, pero sus recursos son limitados. Por ello, su rival es superior a ella.

La segunda es que los talismanes no se pueden subestimar. Si bien los recursos de Ye Bi son inferiores, eso es sin contar los talismanes. Y eso que el número de los que dispone en el torneo son limitados. Si fuera en un combate real, tendría a su disposición una infinidad en cantidad y variedad.

Dado que puede crear pocos para el torneo, es vital que la elección sea adecuada. Para ello, es necesario conocer al adversario. Y quizás algo de suerte. Es este caso, puede que se hayan dado ambas.

Su adversario estaba presionándola. Obligándola a defenderse. Sin darle tregua. Era difícil usar talismanes como los de la explosión de qi, pues se movía con gran rapidez alrededor de ella. Podía acelerar y frenar en cualquier momento. Lo que impedía lanzar un talismán y acertar el momento preciso.

Por eso, cuando un talismán creó una red de qi en la trayectoria, nos sorprendió a todos. Su rival incluido. Había frenado para no llegar en el momento justo de la explosión del talismán. No esperaba que no la hubiera. En su lugar, acabó chocando con la red de qi. Lo envolvió, restringiendo su movimiento por unos instantes.

Esos instantes son todo lo que necesitó Ye Bi. Tres talismanes explotaron sobre su contrincante. Y ella llegó también con su lanza. En un instante, pasó de estar en desventaja por tener el escudo por debajo de la mitad, a ganar el combate. Ha sido impresionante.

Se une a nosotros en las gradas, mientras la abrazan y la felicitamos. Excepto Fen Huan. Ya no tiene dos días entre combate y combate. Le toca no mucho después. Así que no está en la grada. Mientras esperamos, tengo tiempo de hablar con Ye Bi.

–No es difícil usarlos. De hecho, no son exactamente falsos. Se activan con un poco de qi, y lo único que hacen es emitir cierta aura. De esa forma, parece que es un talismán de cierto tipo. La ventaja es que son muy fáciles, baratos y rápidos de hacer. Así que en el torneo, nos dejan tener diez de esos, aparte de los otros. Si queréis, por ser vosotros, os los puedo conseguir baratos. Pedido de 100 mínimo. Muchos aprendices los hacen para practicar, así que es fácil hacerse con ellos– se ofrece.

Déjate 100. Necesito muchos más para que todas tengan y puedan practicar. Aunque 100 para empezar no está mal. Ya le pediré más cuando los probemos. Y se nos ocurra una excusa para pedir tantos.

–¡Ah! Estaría bien probarlos… Pero 100 son muchos…– duda Bei Liu.

Los demás también parecen dudar. A todos nos ha gustado la idea.

–Me está bien si los compartimos. Yo compro los 100, y cogéis los que queráis– ofrezco.

–¡Pero te los pagamos!– exige Bi Lang.

–Yo también me apunto a probarlos– se suma Tai Feng.

–Claro, los que queráis. Casi mejor… ¿Puedo pedirte 200?– le pregunto a Ye Bi.

–Y mil. Si les digo que pueden hacer los que sea que alguien los va a comprar, tendré un montón de voluntarios. Ja, ja– se ríe Ye Bi.

–Gracias– le agradezco.

–¡Ye Bi es la mejor!– la vuelve a abrazar Bi Lang.

Las demás también le agradecen. Habrá que preguntar a Fen Huan si también quiere.

–Piénsatelo si quieres y cuántos– sonrío a mi joyera.

–Gra… Gracias– responde en ella en un murmullo, bajando la mirada. No se había atrevido a decir nada aún.

Algo le dice Bi Lang al oído que la hace enrojecer más. Me gustaría preguntar, pero sé que no me lo van a decir.

Yo le paso a Ye Bi el precio que me dice por 200, sin dudar. Sé que puedo confiar en ella. De hecho, es menos de lo que le he pagado otras veces por unos pocos talismanes. Ni le pregunto cuando los tendrá. No hace falta. Me los traerá cuando los tenga, o se lo dará a alguna de las chicas. A Yan Xiulan lo más probable.

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Fen Huan sube muy seria a la plataforma. Está muy segura de ganar. Y tiene buenas razones para ello. Pero no se confía. Siempre su adversario puede dar sorpresas. Aunque dudo que sepa a qué se enfrenta.

–Empezad– anuncia la árbitra el inicio del combate.

Inmediatamente, ella corre hacia él. Directamente. Sin fintas. Lo que parece un grave error. La táctica usual contra él es esquivar sus primeros ataques. No dejarle un blanco claro.

Su técnica preferida tiene un gasto alto de qi, y es rápida. Puede que no sea muy poderosa, pero es el efecto secundario el que todos temen. Un tremendo dolor. Más de un adversario no ha podido soportarlo. Algunos se han rendido. Otros han quedado incapacitados por unos segundos. Lo que es demasiado tiempo.

Además, no es fácil de bloquear. La técnica envuelve al adversario. Supera el bloqueo como si fuera agua, rodeándolo.

Un escudo de qi completo puede parecer efectivo, pero no resulta fácil. Es capaz de concentrar todo el ataque en un punto o esparcirlo. No es sencillo controlar un escudo de qi para contrarrestarlo. La mayoría no han dedicado el tiempo a entrenarlo tanto. ¿Quizás Ning sería capaz? Si no, tendrá que entrenar más. Les diré que la entrenen.

Fen Huan, es alcanzada de pleno. El qi parece envolverla. Sin duda, el dolor debe de ser intenso. La veo sonreír. Es una sonrisa un tanto… ¿pervertida? Quizás otros no se den cuenta, pero yo la conozco bien. Y Pen. Que suspira y me mira resignada. Si a algo no le teme una masoquista, es al dolor. Más bien, lo disfruta.

Su adversario contempla satisfecho como su ataque ha impactado. Demasiado satisfecho de sí mismo. Ha bajado la guardia. De hecho, se prepara para atacar a su rival a la que cree temporalmente anulada. Con una técnica poderosa y algo lenta.

Para su sorpresa, Fen Huan abre los ojos que había cerrado. Y la posición doblándose que parecía de dolor la usa para impulsarse hacia delante. En un instante, llega a su oponente. Cubierta de un potente qi, su arma impacta en su estómago, amenazando con partirlo en dos.

No sé si ese ataque ha sido definitivo. Fen Huan enlaza con una patada en la cabeza y un rodillazo en el estómago. Eso debe de doler.

–Ganadora, Fen Huan– anuncia rápidamente la árbitra, deteniendo así el combate. 

El público se queda unos instantes en silencio. Incluidas mis vecinas. Están todos estupefactos por la rapidez en la que se ha acabado. Pen y yo no tanto. Ese era el plan.

No obstante, mis ruidosas vecinas no tardan en estallar en júbilo. En vitorearla. ¿Mmm? ¿No está andando un poco raro? Algo le pasa. Miro a Pen. También parece preocupada. Nos levantamos enseguida.

–¿Qué pasa?– pregunta Bei Liu.

–No lo sé. Vamos a buscarla. Seguramente no es nada– intento tranquilizarla.

–Os acompañamos– se suma Bi Lang.

De hecho, todos se suman. Así que recibimos a Fen Huan cuando sale de la zona de combate. Su expresión es extraña. Está apretando mucho los dientes y los puños. Como si estuviera herida. O dolorida. Pen corre hacia ella, preocupada.

Algo le dice Fen Huan al oído. Pen levanta las cejas. Se gira y me mira.

–Kon, ¿puedes ayudarme?– me pide, y se vuelve a los demás –No os preocupéis, no es nada. Estará bien en un rato. Solo necesita descansar.

–¿Seguro? Huan'er, ¿estás bien?– se preocupa Bi Lang.

Fen Huan asiente con la cabeza. Pero no dice nada. Sigue apretando los dientes.

Aunque preocupadas, el resto nos dejan ir. Yo acompaño a las dos hasta su cabaña. No dicen nada durante el trayecto. Lo cual me preocupa un poco.

De repente, cuando se cierra la puerta tras de mí, Pen empuja violentamente a Fen Huan sobre la cama. Incluso le da una patada. Mi masoquista gime un tanto exageradamente. Como si se hubiera estado reprimiendo.

–¡Maldita zorra pervertida! ¿¡Tenías que correrte!? ¡Estás toda mojada! Kong, la muy puta necesita un buen polvo y una lección. ¿Podrías ayudarme?– me pide.

Abro mucho los ojos. Pen se ríe. Fen Huan me mira suplicante.