–¡¡¡Aaaahhh!!! ¡¡Amos!! ¡¡AAAaaaaahhh!! ¡Lo siento! ¡¡¡¡AAAAAAAaaaAAAHHHH!!!! ¡Soy una perra pervertida! ¡Castigadme! ¡¡AaaaaaaahhH!!– gime Fen Huan entre placer y dolor.
Se suponía que nada de sexo hasta que terminaran sus eliminatorias. Eso había dicho ella. Pero el dolor parece que la ha excitado demasiado. Tanto, que sería incapaz de concentrarse para el siguiente sin "desahogarse".
Su vagina está goteando, llena de mí. Es su culo el que ahora penetro. Mientras ella está a cuatro patas sobre la cama. Bueno, Su cabeza ha acabado contra el colchón. Su espalda está llena de las señales de los latigazos de Pen. Sus nalgas, rojas de mis golpes. Sus pezones, apretados con unas pinzas diseñadas para ello. Su cuerpo convulsiona una vez más.
–¡Maldita perra viciosa! ¡Nunca aprendes! ¡Te voy a grabar la lección en tu piel! ¡Splash!– la insulta Pen, mientras la muele a latigazos.
Lo cierto es que le está costando no reírse. La situación le ha parecido hilarante.
–Realmente se merece una lección. ¡Mmmm! Está muy apretada la muy pervertida…– valoro mientras mi miembro lucha por entrar de nuevo hasta el fondo.
–Es culpa tuya que sea una degenerada– me acusa Pen.
–¿Es una crítica o un elogio?– me muestro confundido, bromeando. No me siento en absoluto culpable.
–¡Ja, ja, ja! ¡Pervertido!– me vuelve a acusar. Y me besa.
Seguimos torturando a Fen Huan. Azotándole con el látigo, las manos o planchas de madera con pinchos. Cera capaz de altas temperaturas cubre sus piernas y sus brazos y su espalda.
Luego, le damos la vuelta, para cubrir también la parte delantera. Es mejor abrasar todo el cuerpo para la fase actual de su cultivación de cuerpo. Además, ella lo disfruta. Y yo también. Ya me he corrido cuatro veces en ella. Y una en Pen. No podría dejarla sola.
Cuando me marcho, Fen Huan está agotada sobre la cama. Sus brazos y piernas atados y estirados hasta el límite. Su vagina y ano goteando. Sus ojos mirándome agradecida y satisfecha.
Pen me besa dulcemente antes de meterse en la cama. Está un poco cansada de tanto torturarla, además de unos cuantos orgasmos. Es curioso el contraste entre su dulzura y como torturaba a su amiga.
Beso a Fen Huan en la frente y estiro de las pinzas en sus pezones antes de irme.
–¡Aaaah! Gracias, Amo…– se despide ella, muy sensual.
–Ves a ver a las otras. Diles que está bien– me recuerda Pen.
Estaban un poco preocupadas. Lo que voy a contarles es que la técnica del contrario ha causado algunos efectos secundarios. Al suprimirla forzosamente para contratacar. Es la verdad. Claro que no les explicaré qué clase de efectos secundarios.
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Recibo la visita de Shu y su enorme culo por la tarde. Por la noche, voy al evento. Bueno, vamos. Sexo con las chicas más tarde. Pasión por la mañana. Ir a hacer copias. No hay muchos cambios respecto a ayer. También hoy vuelven a luchar Ye Bi y Fen Huan. Y también vamos todos a verlas.
De hecho, hay otros combates en los que estamos interesados. Verlos en persona siempre es mejor que una grabación. Al fin y al cabo, la grabación no deja de ser las percepciones de quien lo graba en la gema de memoria. Por eso, muchas de las chicas han ido en persona a verlos. Lo dudamos durante unos días, pero al final nos decidimos.
Están en unas gradas diferentes, las de visitantes. Ocultos sus rostros con velos. Dado que hay muchas familias que vienen a ver los combates, resulta fácil entrar.
Claro que hay excepciones. Sería demasiado peligroso que vieran a Guo Hai, Bang Rui y Bronceada, que se suponen muertas o desaparecidas. Bueno, también Shi, Song y Liang, pero ellas eran esclavas. Aunque fueran descubiertas, dudo que las reconocieran. Además, no es lo mismo una esclava desaparecida que una estudiante muerta.
Por supuesto, tampoco Pu Rong. No solo se supone muerta, sino que no nos fiamos de ella. Con Hong y Shun no hay problema. Al final y al cabo, incluso si las reconocieran, no pasaría nada. Son esclavas que alguien ha comprado. Es perfectamente factible que su amo las haya enviado. De hecho, Shun incluso se ha llevado a Wei.
En el caso peor, no están muy lejos de mi posición. Ya hemos elegido lugares así. Con acercarme un poco, las podría devolver a la Residencia. Por mucho que podría suponer un problema una repentina desaparición. De todas formas, no debería haber razón para preocuparse. Aunque no puedo evitarlo. Ya me han acusado varias veces de ser sobre protector.
–¡Mira, ya sube!– señala Bei Liu excitada. Como siempre.
–Espero que gane…– se preocupa Bi Lang.
No lo va a tener fácil. Aunque no es imposible. Veremos que pasa. Sonrío al ver a Yan Xiulan. Aprieta sus puños en su falda. Ella y Ye Bi se han hecho buenas amigas.
–Empezad– anuncia el árbitro poco después.
Su adversaria empuña un enorme martillo. Sin duda, un mortal con su cuerpo no podría levantarlo. Es relativamente baja y delgada. El perfil de los pechos y su culo resultan sensuales con su ropa ajustada. Algo parecido decían ciertas pervertidas de un contendiente anterior. Además de sugerirme que comprara ropas similares. Las he ignorado.
Yo, por mi parte, no tengo que sugerirles nada. Ya de por sí llevan a menudo ropa bastante ajustada. Mmmm. Están preciosas. Mejor vuelvo a mirar hacia el combate. Antes de que se den cuenta y empiecen a burlarse de mí. O a mostrarse demasiado cariñosas. A veces, parece no importarles que estemos en público. Por suerte, ahora están demasiado ocupadas coreando el nombre de Ye Bi.
Los ataques con el martillo son relativamente lentos, pero temibles. Si el suelo no estuviera preparado para reinos superiores, habría varios socavones.
Ye Bi no tiene más remedio que esquivarlos. Intenta contratacar entre ataque y ataque, pero su rival no es tan fácil de sorprender. Si no puede levantar el martillo a tiempo, se esconde tras él mientras lo recupera. No solo evita los ataques normales, sino que no da margen para el uso de talismanes.
Durante un buen rato, el combate está algo estancado. Ninguna de las dos puede infligir un golpe claro. Además, ambas se están guardando sus ases.
De nuevo, el martillo golpea el suelo, al esquivar elegantemente Ye Bi hacia un lado. Sin embargo, esta vez el arma se levanta de inmediato, como rebotando. Debe de ser algún tipo de técnica.
El martillo se mueve rápidamente en trayectoria circular en torno a su propietaria, inicialmente impulsado por la fuerza del rebote. Coge a Ye Bi por sorpresa, que se ve obligada a bloquear con la lanza frente a ella, agarrada con las dos manos.
A pesar del qi que usa para defenderse, es catapultada hacia atrás. Sin duda, sus brazos han debido recibir daño. E incluso puede que su arma. Su rival se lanza en su persecución, intentando aprovechar que está desequilibrada.
Ye Bi logra detenerse. Pero una descarga de qi llega antes que su rival. La obliga a esquivar hacia un lado, cerca del borde. Su contrincante llega justo después, blandiendo el martillo en un movimiento semicircular a la altura de la cintura.
Ye Bi bloquea con su lanza. Con ello, gana suficiente tiempo para agacharse y rodar, pero la lanza ha salido disparada fuera de la plataforma. Ha perdido. Ya nada puede hacer sin su arma.
¡Ah no! Un talismán explota frente a ella, empujando a su ahora vulnerable rival hacia atrás. En la posición que está, sale disparada fuera de la plataforma. ¡Ha sido un giro inesperado!
¿Oh? Su rival parecía que iba a salir, pero ha lanzado el martillo con todas sus fuerzas hacia afuera. Con ello, ha perdido el arma, pero el retroceso la ha empujado dentro. Ahora, las dos están desarmadas.
Lo que sigue es una intensa batalla mano a mano. Aunque ninguna de las dos parece experta en la lucha sin armas, tampoco son novatas. Sus técnicas son menos refinadas que con sus armas, pero no inexistentes. El qi circula por sus manos y brazos para atacar y defenderse continuamente. Los golpes se acumulan.
Ambos escudos van bajando, aunque Ye Bi está en desventaja. 20% contra 30%, aproximadamente.
Sus pies chocan en el aire para darse una patada, y ambas vuelan hacia atrás. Ye Bi aprovecha el paréntesis para sacar un talismán. Con la intensa lucha, le había sido imposible. Su rival se abalanza enseguida para impedirlo, pero ya es demasiado tarde.
Viendo que le va a explotar encima, su rival toma una decisión tan temeraria como inesperada. Decide atacar igualmente. Quizás, confiando a sobrevivir a la explosión. Quizás, incapaz de pensar en una acción alternativa.
Mierda… El talismán era falso… Y Ye Bi ha perdido su posición al lanzarlo. Se ve obligada a bloquear con ambos brazos. Es lanzada hacia atrás una y otra vez, incapaz de recuperar un poco de iniciativa. Hasta que es empujada fuera de la plataforma. Ahora sí que ha perdido. Es una pena.
A pesar de estar alicaídas, mis vecinas no tardan en volver a animarla desde las gradas. Son adorables.
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Ye Bi tarda un poco en llegar. Por el camino, ha sido interceptada por su sombra, como ella mismo lo llama. Han discutido airadamente. Y luego ha venido con nosotros. No tarda en quejarse.
–Si hubiera sabido que era una bruta sin cerebro, no habría intentado tirar el talismán falso. Por desgracia, no me ha dado tiempo a tirar uno de verdad– se queja, aunque no parece haber hostilidad en su voz.
Ya veo. Algo han hablado mientras salían de la plataforma. Supongo que conversaban sobre combate. Cualquiera de ellas podría haber ganado.
–Ha sido una pena… Qué mala suerte… Casi ganas…– se queja Bi Lang.
–Bueno, hubiera estado bien ganar, pero que se le va a hacer. Tampoco es que necesite los premios– se resigna.
Eso es cierto. Con sus padres, le es fácil conseguir cualquier píldora si realmente la necesita. A pesar de que no se lleva muy bien con ellos.
–¡Has estado increíble! ¡Ha faltado muy poco!– quiere animarla Yan Xiulan.
Solo el intento la hace sonreír. Y abrazar a nuestra joyera. No me extraña, es adorable. No es solo mi opinión, sino la de todos. Les encanta abrazarla. A mí también me gustaría hacerlo. El beso del otro día aún está fresco en mi memoria.
De hecho, Ye Bi acaba abrazándolas a todas. Pidiendo mimos como consolación. Se ríen. La única que se libra es Fen Huan. Tiene combate pronto, así que no está con nosotros. Por desgracia, yo también me libro.
–¿Qué ha pasado con tu sombra?– pregunta Bei Liu al cabo de un rato.
–Ese idiota… Solo pensar en él me irrita… Me ha exigido que me quedará con él, y le he mandado de paseo. Ha querido prohibirme que fuera con vosotras si había hombres. Me he reído de él, diciéndole que no iba a prohibir a mis amigas estar con sus novios. Entonces, ha dicho que él también iba, que era mi novio. No he podido evitar gritarle. Me pone de los nervios. Le he recordado que no era mi novio, y que cómo podía venir cuando se había comportado como un capullo con vosotros. Entonces, se ha enfadado él. Me ha amenazado con disciplinarme cuando fuera su mujer. He estado tentada de lanzarle un talismán explosivo a la cara. No pienso serlo nunca…
Acaba explicando. Y luego cambia inmediatamente de tema. No quiere hablar de ello para nada. Pero sin duda, nos ha preocupado el tono con el que ha dicho la frase final. No ha sido nada halagüeño. No sé qué pretende hacer cuando llegue el momento. Lo peor, es que no sabemos qué podemos hacer para ayudarla. Aún es más difícil cuando ella no quiere hablar del tema
La verdad es que me siento perdido en este asunto, y no soy el único. Ninguna de las chicas sabe qué hacer, ya sean la de la Residencia o las de la secta. Incluso se ha sugerido la idea de eliminar a su sombra, pero es más fácil de decir que de hacer. No solo su cultivación es muy superior a la nuestra, sino que es casi imposible pillarlo solo.
Pen lo ha investigado, y rara vez sale de la secta. Cuando lo hace, no va solo. Por ahora, estamos un poco perdidos y preocupados.
No obstante, nuestras preocupaciones pueden esperar. Fen Huan sube a la plataforma, y mis vecinas empiezan a animarla. Curiosamente, Ye Bi es la primera. Quizás, para desahogarse, u olvidarse de lo que ha pasado. Está claro que su discusión con el discípulo de su padre le pesa más que haber perdido el combate. El ser su futura prometida le debe resultar angustiante.