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El monje parecía haber detectado el espíritu asesino en Ethan Smith.
Alzó su palma, y de inmediato se difundió un aura de paz.
Esta pacífica aura parecía provenir de las Regiones Occidentales, se decía que podía limpiar el alma. Incluso los demonios más asesinos se verían afectados por ella.
Afectado por esta aura, la intención asesina de Ethan desapareció. En su corazón, surgió un atisbo de lástima y tristeza.
Aunque intentó resistirse desesperadamente, fue inútil. No podía obligarse a atacar.
Esto hizo que el rostro de Ethan se viera horroroso. Lentamente soltó su puño, e incluso su expresión se volvió mucho más amigable.
—Joven, no seas tan impulsivo —dijo el monje en tono apagado.
Ethan no sabía qué decir por un momento, sintiéndose muy incómodo con esta sensación.
—¿Quién eres exactamente y de dónde viene este extraño poder? —preguntó Ethan fríamente.
El monje no explicó, con las manos juntas en oración, diciendo:
