—Mi reina, casémonos legalmente otra vez —rogó Robin. Vio el modo en que Sabrina se tensó ante la petición y tragó con fuerza.
—De todos modos, no podía rendirse. La amaba e hizo su mayor esfuerzo para demostrárselo. Sabía que ella también lo amaba, entonces, ¿qué les impedía firmar esos documentos otra vez?
—Podemos tener la boda después de que nazcan los gemelos si así lo deseas. La firma del certificado puede ser un secreto. Podemos hacerlo incluso en Italia, París…donde tú quieras —planteó él.
La expresión de Sabrina cambió y Robin se inquietó, consciente de que ella aún tenía algunos miedos a causa del pasado.
En el pasado, Robin quizás no hubiera conocido el verdadero significado del amor y la lastimó entonces, pero estaba dispuesto a enmendar sus errores. Estaba listo para demostrarle que él era el hombre de sus sueños y que no se arrepentiría de volver a casarse con él.