"Ocho horas después, el jet privado aterrizó en el suelo de París. Tanto Robin como Sabrina habían logrado dormir bien durante el vuelo de Nueva York a París, lo que los dejó sintiéndose renovados y llenos de energía.
Cuando bajaron del avión, Sabrina se sorprendió por el frío clima matutino. Para su sorpresa, Robin sacó un abrigo para ella.
—¿Sabías que iba a hacer frío? —preguntó ella, formándose una sonrisa en su rostro.
Robin sonrió de vuelta, ayudándola a ponerse el abrigo. —Te dije que tengo todo lo que necesitas —respondió.
Sabrina brilló y él le plantó un suave beso en la frente.
—Bienvenidos, señor y señora Jewel —los saludó un guía turístico en el aeropuerto—. Mi nombre es Adam Jules.
Adam, un joven en sus veintitantos, era guapo y tenía un encantador acento francés. Robin ofreció una pequeña sonrisa y le estrechó la mano.
—Es un placer finalmente conocerte, Adam. Hemos estado comunicándonos por teléfono y correo electrónico.