—Devin, por favor, ayúdame —suplicó Martín desesperado—. Él estaba muy consciente de la precariedad de su situación, pero en ese momento, no le importaba. Todo lo que quería era evitar sufrir el mismo destino que Mara, quien ya había conocido su fin. Ya no podía hacer nada por ella. Su única opción era tragarse su orgullo, asegurar su libertad y buscar venganza después.
Martín estaba preparado para hacer lo que fuera necesario, aunque eso signifique suplicar a los pies de Devin. Sabía que no vacilaría en llevar a cabo sus planes.
—Devin se quedó sorprendido por la plegaria —preguntándose si Martín le había confundido con otra persona. Los recuerdos de todo lo que había sucedido hace solo cinco días aún estaban frescos en la mente de Devin, especialmente cuando Martín había llevado a Sabrina por la fuerza.