—Sabes, si atrapas al bastardo, quiero matarlo yo mismo. —Robin rió entre dientes. No creía que Devin tuviera la diversión de tratar con Martín solo.
—Mmm, hablaremos de eso más tarde —dijo y colgó la llamada.
El vuelo a Moscú, después de casi 9 horas y 21 minutos, fue tranquilo. Sin embargo, Robin no pudo dormir hasta tres horas antes del final del vuelo debido a su siesta en la habitación de Sabrina.
No dejaba de pensar en el beso durante todo el viaje y no podía esperar a regresar. —Robin no sabía cómo parecía haberse enamorado de golpe, sintiéndose ya nostálgico al estar lejos de su ser querido.
Se preguntaba si Sabrina sentía lo mismo.
Ahora, incluso estaba pensando que si tenía que ir de viaje de negocios, tendría que llevarla consigo cuando superaran el nivel de amistad nuevamente.
Cuando llegaron a Moscú, el piloto había dispuesto un coche con un conductor que hablaba inglés, tal como Daniel había informado con antelación, ya que ni él ni Robin hablaban ruso.