Debido al dolor, Zayla no pudo hablar de inmediato y lágrimas caían de sus ojos. El calor de la bofetada fue suficiente para traer su mente a la realidad de donde estaba antes.
—¿Qué... qué quieres de mí? —Ella sostenía su ardiente mejilla y preguntaba con tartamudeo lleno de lágrimas. Robin la miraba fijamente.
Desde el momento en que Sabrina lloró por esa noticia, él comenzó a planificar su venganza contra Zayla. Todo el tiempo, era difícil encontrarla ya que siempre estaba con Robin o sus padres.
Devin insistió en que el espía siguiera vigilándola para actualizarlo en cualquier momento que ella estuviera sola y ahora, aquí estaba, a merced de él.
—Mi mensaje es simple. No me importa lo que pase entre tú y Robin, pero si vuelves a complicarle la vida a mi mujer, te mataré y nadie lo sabrá.