Las voces frenéticas de fondo me despertaron de un sueño profundo. Forcé mis ojos a abrirse para observar mi entorno, pero mis pesados párpados se negaron a moverse.
¿Estoy muerta? La pregunta resonó en mis pensamientos, pero antes de que pudiera responderla, algo suave y cálido tocó mis manos.
—Está viva —Una mujer dijo aliviada al sentir mi pulso.
Con toda la fuerza que tengo, intenté mover un dedo, pero no pude hacerlo. 'Por favor, ayudadme', intenté mover mis labios, pero no salieron palabras de ellos.
—¡Apúrense! ¡Llamen a la ambulancia! —Escuché a la mujer hablar de nuevo. Esta vez, soltó mi mano para presionar un paño en mi pecho y detener el sangrado.
—Aguanta, por favor —la voz de la mujer era suave y reconfortante mientras me susurraba al oído—. La ayuda llegará pronto —Agregó en un tono lleno de seguridad.