"Alejandro Crawford, un nombre poderoso capaz de hacer temblar de miedo a los enemigos y provocarles su peor pesadilla. Era un hombre endurecido, un enemigo abominable en el mundo empresarial. Temido y respetado por sus colegas y asociados de negocios, nunca mostró un signo de debilidad, excepto hoy... lágrimas se acumulaban en la esquina de sus ojos.
El Investigador Privado se dirigió a la puerta, una amplia sonrisa se extendió por su rostro después de recibir su pago, una cantidad en efectivo frío encerrada en un sobre marrón. Su cliente fue lo suficientemente generoso para darle una cantidad impresionante de bonificación, un regalo de despedida. Ahora podía permitirse las lujosas vacaciones que había deseado fervientemente durante años. Finalmente decidió, al cerrar la puerta, que viajaría a Hawái.