—Bien. Es hora de prepararnos —miré a través de los binoculares hacia el parque que estábamos vigilando. Trinidad también miraba hacia allá, pero ella, por supuesto, no usaba nada más que sus ojos. A veces, la envidia que sentía por ella era tan grande.
—Deberíamos movernos un poco más cerca del parque, para estar listos para detenerlos cuando estén allí —dijo Shawn mientras también miraba en esa dirección.
—No, necesitamos esperar hasta que realmente estén en el parque. Basándonos en lo que nos contó Talia el otro día, no creo que el ataque comience inmediatamente. Y necesitamos asegurarnos de que estén en pleno acto antes de detenerlos. Si no lo hacemos, nos llamarán mentirosos en el futuro. Tenemos que asegurarnos de hacer esto bien —Trinidad vetó su idea enseguida. Ella, al igual que yo, no quería arriesgarse a que el plan se fuera al traste si nos movíamos demasiado pronto. Sin embargo, mi aprehensión era por otra cosa.