—Trinidad.
Rudy ya estaba listo para ayudarme. Con su mano extendida hacia mí, esperaba que lo siguiera. No veía razón para no hacerlo. Cuanto antes tuviera a alguien que me guiara a la salida del purgatorio, mejor. Quería salir de aquí. Quería irme a casa. Y quería abrazar a mis hijos.
Por no mencionar que quería ver si mi suposición de que estos tres pequeños actualmente estaban creciendo en mi vientre era correcta. Si así fuera, estaría verdaderamente feliz de tener más bebés para agregar a nuestra familia. Si no lo eran, me entristecería verlos marcharse.
Los extrañaría mucho y probablemente intentaría hacerlos realidad muy pronto. Sé que suena muy mal de mi parte, pero ya amaba a estos tres pequeñines y haría cualquier cosa para traerlos conmigo a la tierra de los vivos.
