—Bien. Entonces, ¿estás listo ahora? Puedes encontrarla ahora, ¿verdad? Por favor, dime que no vamos a alargar esto más de lo que ya hemos hecho. —Sonaba desesperado a mis propios oídos. Solo podía imaginar lo que pensaban de mí.
—Sí, Rey Reece, ahora podemos encontrarla. —Charlie me lo confirmó.
—Lamento que esto haya demorado tanto. —Chloe sonaba arrepentida.
—No importa. No te estaba reprendiendo. Solo estoy ansioso. Por favor, dime dónde está mi esposa.
—Sí, Señor. —Pronunciaron la última frase juntos.