"Reece
El día después de llegar a casa y encontrarme a mi compañera sin su alma en su cuerpo, fue duro. Los tres niños estaban tan apenados que no querían ir a la escuela. Eso era lo esperado. Todo lo que sabían era que su mamá no despertaba y eso los asustaba. Estaba haciendo lo que podía para consolarlos, pero no sabía qué hacer o qué decir.
No eran los únicos asustados, también yo —admití—. Toda esta situación era terrorífica, cada parte de ella. Y el hecho de que Dietrich y Shawn dijeran que el alma de mi Pequeño Conejito no estaba en su cuerpo era otra cosa que me aterraba.
¿Cómo? ¿Cómo había perdido ella su alma? ¿Dónde fue? ¿Y cómo podía hacer que volviese? Lo único que se me ocurría hacer era hablar con Gabriel. Él sabía mucho más que la mayoría de las personas en lo que respecta a estos extraños y raros sucesos.