—Tengo una objeción para ti —Una voz se escuchó elevándose sobre todos los demás sonidos. Era una voz de mujer, y sonaba como si perteneciera a alguien embriagado de poder: maniática y un poco desquiciada. Aparte de la locura en la voz, era hermosa y seductora. Los sentimientos contrastantes que estaba obteniendo al oír esa voz casi me estaban mareando.
—¿Qué?
—¿Quién es esa?
—¿Qué está pasando?
—¿Qué ocurre?
—¿De dónde viene esa voz?
Se escuchó tantos gritos de preocupación y miedo surgieron de la multitud reunida. Podía entender su miedo. Esa voz no sonaba como si proviniera de cerca, parecía que ella se estaba moviendo a través del aire mismo y hablando directamente a mis oídos. Eso debía asustar a la mayoría de la gente que estaba presente.
—¿Quién está ahí? —La voz de la tía Gloria era firme y constante, pero podía notar que estaba más que un poco enfadada por la mirada en sus ojos y el apretamiento de su mandíbula.